Bogotá, 7 de junio de 2020
ELIAS FONSECA CORTINA
EJECUTIVO CUT
Hoy, la pandemia del coronavirus avanza con mayor cantidad de contagios y muertes en América que en el resto del mundo, las situaciones de Brasil y Ecuador han sido dramáticas, en los Estados Unidos las cifras de muertos y contagios son alarmantes, las payasadas y burlas de Donald Trump al minimizar la gravedad de la pandemia y buscando chivos expiatorios fuera de su nación, lo han colocado llevado a poner el mayor énfasis en el funcionamiento de las actividades comerciales y económicas como si todo estuviese normal, desafiando y atacando incluso a la OMS, a quien le quitó su apoyo económico. Igual actitud asumió Jair Bolsonaro en el Brasil.
En Colombia todavía no hemos llegado al pico de contagio, lo vaticinan para la primera quincena de julio, ya llevamos más de 80 días de confinamiento, ahora de carácter parcial, debido a la largada a la calle de la mayoría de los sectores económicos, desde el pasado 27 de abril; persisten las carencias esenciales del sistema de salud, ya maltrecho y semidestruido por la ley 100 y la intermediación de las EPS, lo cual ha incidido en las precarias condiciones de atención a los necesitados de la atención en salud, lo mismo que las malas condiciones de protección y bioseguridad de todos los trabajadores del sector salud, en especial los que tienen la atención directa de los contagiados por el Covid 19, aunado a esto, la baja existencia de unidades de cuidado intensivo UCI, claves en el control de los infectados. Al sistema de salud no han llegado aun recursos nuevos, todo lo que han vociferado como ayuda al sector, no es más que una pequeña parte de la deuda vieja y anticipos de platas ya presupuestadas en 2020, con el agravante de que estos recursos no se entregan de manera directa a los hospitales y clínicas a los bolsillos de las EPS, que han dispuesto de ellos como les ha venido en gana, favoreciendo a su círculo negociante, la queja constante es que a los hospitales y las regiones no ha llegado nada de plata. En conclusión, estamos embarrados y el agua lejos.
El viernes pasado terminaron las facultades para expedir decretos en el marco de la segunda declaratoria de emergencia económica y sanitaria, cientos de decretos inundaron la normatividad de todas las actividades y comportamientos desde la salud y la economía referidos a la crisis ocasionada por la pandemia, hasta medidas que nada tienen que ver con la situación de marras, lo que pasó fue la imposición de decisiones que en tiempos normales no hubiesen podido ser tramitadas bajo el marco constitucional existente, lo que constituye una clara actitud autoritaria y dictatorial, aprovechándose de la condición de confinamiento y miedo generalizado, más que razonables por la pandemia en curso.
En el terreno económico, contrario a lo que hicieron la mayoría de los países, el gobierno de Iván Duque mantuvo la ortodoxia neoliberal de dejar todo a la mano invisible del mercado, es decir, del capital financiero y los grandes monopolios extranjeros y nacionales, Duque tomó la decisión de que la crisis la maneje el sector financiero. En otros lares, se dispuso la intervención del Estado con porcentajes del PIB para afrontar la grave crisis económica y sanitaria, países como Japón el 21% , Bélgica el 19% , Estados Unidos 13%, Perú el 9%, Europa dispuso de 820 mil millones de euros, y así sucesivamente, En Colombia el presidente todas las noches se cubre con la máscara de la mentira y el engaño, partiendo del hecho de solo haber invertido en la emergencia menos del 4% del PIB, pero dando la falsa información de que han colocado hasta el 11% del PIB, sonríe Carrasquilla creyendo que la gente es tonta. La mayoría de los dineros han sido puestos para el sector especulativo de los bancos, sin necesidad porque los habría podido administrar e invertir el Estado a través del Banco de la República e instituciones estatales, pero primero lo primero para el gobierno de Duque, los bancos, a quienes de entrada les regaló medio billón de pesos con la reducción en el encaje bancario. Así ha sido todo el resto del manejo de la economía, otro ejemplo, rebajó el 75% de anticipo de impuestos del 2021 a la gran minería multinacional, quitó los aranceles a productos agrícolas como el maíz, en vez de promover la producción de ellos en el campo colombiano, desechó en favor del extranjero la compra de ventiladores para UCI producidos por universidades colombianas, y el colmo, importó tapabocas mandando al carajo la producción de millones de ellos elaborados por muchas pequeñas y mediana empresas nacionales de confecciones . No nos debe extrañar que tengamos ya un desempleo real del 33% si se incluyen los desempleados e inactivos al conocer los datos del mes de abril, faltan los de mayo, que se vaticinan peores, la quiebra de las empresas es el pan de cada hora, nunca actuó el gobierno en la dirección de salvar las empresas micro, medianas y pequeñas, mucho menos de salvar el empleo y el ingreso de trabajadores informales e independientes que no podía salir al rebusque diario, en cambio, los dejó a su suerte, y finalmente los echó a la calle con el lema de sálvese el que pueda, hambre o coronavirus, dilema fatal para decidir.
Por último, actuando como vulgares bandidos, lanzan una serie de decretos que constituyen una verdadera reforma laboral regresiva, que impone pasando por encima de las centrales obreras y sacando a relucir el autoritarismo prevaleciente en el gobierno de Duque, cuyo fin macabro es reducir el ingreso de los trabajadores con reglas laborales ya superadas hace cientos de años por la humanidad, trabajo por horas, flexibilización del horario de trabajo semanal, escamoteo de recargos nocturnos dominicales y feriados, eliminación del subsidio de transporte canjeado por costos de internet, trabajo en casa, teletrabajo, despidos a granel, suspensión de los contratos de trabajo, rebaja de salarios, no pago completo de la prima de medio año en junio, todo con el hipócrita lema de acuerdo “fraterno” entre empresarios y trabajadores, Goliat aplastando a David, cuando lo que amerita el momento es que se dé plata para las empresas y la gente, garantías para los trabajadores y el pueblo, en el desplome de la economía se necesita dinero en manos de las gentes no de los bancos, en tales circunstancias son estas las “jugaditas” de Duque y Carrasquilla que tocará salir a rechazar y derrotar en la medida en que las condiciones así lo indiquen, iremos iniciando con plantones y mítines, con la observancia de las medidas de bioseguridad y distanciamiento en las primeras de cambio, pero seguros que en un momento determinando podremos recobrar la movilización masiva, multitudinaria y pacífica contra el paquetazo de Duque y Carrasquilla, la indignación de la mayoría de los colombianos será capaz de dar al traste con las medidas matreras tomadas por el gobierno, la pandemia del coronavirus no será para siempre.