{image}http://eldia.co/images/stories/010212/005.jpg{/image}El aumento de las tasas de interés por parte del Banco de la República no resuelve las inconsistencias de un crecimiento económico que no genera empleo y que no distribuye riqueza. El gobierno y el Banco de la República dan vueltas en un mismo sitio.
La justificación de la explicación de la Uneb tiene dos perspectivas. La primera es que el aumento de las tasas es el único mecanismo que tiene la junta del Banco de la República para cumplir con su precepto constitucional de controlar la inflación. Resulta discutible que ese sea su único objetivo, teniendo en cuenta que excluye la reactivación económica y la generación de empleo; sin embargo, esa operación tiene coherencia con un estudio de crédito que se hizo al finalizar el 2011, donde se evidenció que si se subían las tasas de interés se encarecía el costo del dinero y el costo de los créditos.
El segundo punto es que el Banco de la República busca, que al subir la tasas de interés indicativas, esto se vea reflejado en las tasas de interés de los créditos que prestan los bancos, así se encarece un poco el acceso al crédito, en especial el de consumo en los hogares, y la consecuencia final sería estimular que haya más créditos en otras áreas, por ejemplo hipotecaria y comercial. Con esto se impulsa la economía.
El Gobierno, en la voz del Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry había pedido que no se incrementarán porque sus grandes áulicos, que son la Andi y los exportadores, resultan siendo los mayores perjudicados, ya que la revaluación del peso hace menos rentable las exportaciones.
La Uneb expone que el Gobierno y el Banco han llegado a una sin salida, debido a que subir el costo del peso sirve para atraer más recursos internacionales pero genera pérdidas para la producción nacional. El verdadero problema en este embrollo es que el crecimiento económico se sustenta en el crédito de los hogares y en el consumo de estos; y mientras la economía dependa de lo que gana un trabajador con un bajo salario, la economía seguirá estando colgada de una balanza sin contrapeso. En otras palabras, haga lo que haga el Banco de la República todas las cosas cambiarán pero todo siga igual.