Los abogados defensores consideraron que el fallo tiene “motivaciones políticas”, dado que “busca criminalizar las manifestaciones pacíficas de descontento” que lleva adelante la mayoritaria población chiita, desde el mes de febrero de 2011.
Los seis ciudadanos, junto a otros dos que fueron liberados, fueron detenidos en noviembre de 2011 y formaban parte de un grupo de ocho personas que las autoridades sunnitas tildaron de “terroristas”.
A los ocho bareiníes se les acusó de planear posibles ataques contra objetivos públicos, como la sede del ministerio del Interior en la capital, Manama, y el puente aéreo que une Bahréin con Arabia Saudita.
La agencia HispanTV reseñó que, tras escuchar el veredicto en un tribunal de Manama, los procesados gritaron «la victoria está cerca» e hicieron el signo de la victoria con sus dedos.
Desde el inicio de la revolución bahreiní, el 14 de febrero de 2011, las fuerzas armadas y de seguridad nacional, en colaboración con las fuerzas armadas de sauditas, han reprimido de forma violenta las protestas populares e, incluso, han asesinado a cientos de personas.
Asimismo, numerosos manifestantes revolucionarios bareiníes han sido detenidos por ejercer su derecho de libertad de expresión en las protestas antigubernamentales.
Los bahreiníes responsabilizan al rey Hamad Bin Isa al Jalifa de todos los asesinatos y detenciones, así como también de cualquier hecho de sangre que se presente durante futuras manifestaciones.