{image}http://eldia.co/images/stories/171111/002.jpg{/image}El pasado 16 de noviembre de 1986 se cumplieron 25 años de la firma de la declaración de los principios, los estatutos y la elección del Comité Ejecutivo que marcó el nacimiento de la Central Unitaria de Trabajadores , la mayor confederación sindical de trabajadores en Colombia.
En 1986, durante el gobierno de Belisario Betancurt (1982-1986) un amplio sector del sindicalismo independiente y sectores proveniente de las antiguas UTC y CTC —centrales obreras que se desmoronaron en esa época— convergieron para conformar una Central que liderara la lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores.
En esa época el tema de mayor énfasis era la paz negociada con el Gobierno, debido a las delicadas circunstancias sociales de ese momento. Ese diálogo con el Gobierno Nacional originó un acuerdo, casualmente el Ministro de Trabajo de Belisario Betancurt fue designado como primer presidente de la CUT.
Hoy, el énfasis es la batalla contra el modelo neoliberal y las funestas consecuencias que ha tenido contra los trabajadores y sus condiciones laborales. Precisamente, la aplicación del modelo neoliberal en estos 25 años ha provocado un retroceso significativo en las condiciones para los trabajadores.
Actualmente el 70% de los trabajadores, unos 14 millones, no cuentan con una relación laboral de acuerdo al Código Sustantivo del Trabajo y a las normas internacionales de la OIT. Ese es el presente desafío de la CUT: Revertir la tendencia regresiva contra los derechos laborales y contra el derecho a la libertad sindical. Incluso, la OIT ha visitado Colombia cinco veces en los últimos años para revisar las múltiples denuncias sobre estos temas.
Compromisos firmes
Para su constitución en 1986, la CUT inició aproximadamente con un millón de trabajadores. A la fecha la membresía sindical se ha reducido casi en un 50%, pues sólo hay 500 mil afiliados. Tal reducción corresponde al proceso, que se ha intensificado en los últimos años, para acabar con los derechos de los trabajadores y con el movimiento sindical, que, a la vez, es un mecanismo propio del modelo neoliberal.
La violencia en Colombia también ha hecho mella en el sindicalismo. Son más de 2.700 trabajadores asesinados en este cuarto de siglo. Además, esta se usa para intimidar y perseguir a los trabajadores. En este momento, la sindicalización que en aquella época podría ser del 10%, hoy escasamente alcanza un 4%.
La tercerización también plantea un gran reto. La intermediación laboral ha sido un instrumento que los empresarios y el Gobierno han usado para recortar los derechos laborales y mermar significativamente la afiliación sindical. En los dos periodos del gobierno Uribe hubo un impulso muy fuerte a las cooperativas de trabajo asociado; llegaron a abarcar más de un millón y medio de trabajadores. La ley actual las prohíbe, pero el gobierno y los empresarios se han inventado una nueva modalidad: las Sociedades por Acciones Simplificada (SAS).
El reinaugurado Ministerio de Trabajo tiene el reto de eliminar la intermediación de estas entidades que se quedan con un gran porcentaje de los salarios de los empleados e impiden que ejerzan su derecho a la sindicalización. En total son más de 300 mil contratistas en el sector público, que según la ley deben ser contratados y de acuerdo con fallos de la Corte Constitucional deben ser vinculados con una relación laboral definida. En el sector privado, reina campante la subcontratación. Tales situaciones promueven el clientelismo y la politiquería.
Si bien por fuera del sindicalismo, en total son casi 6 millones de trabajadores que están en la intermediación, tanto en el sector público como en el privado, y muchos de ellos ni siquiera cuentan con respaldo a sus derechos laborales; dentro de la Central el panorama no es alentador por temas como la salud o los derechos humanos. Los compromisos de la CUT siguen más vigentes que nunca y en sus 25 años la bandera por la defensa de los derechos de los trabajadores permanece izada.