{image}http://eldia.co/images/stories/160811/004.jpg{/image}Las agresiones contra mujeres ocurridas la semana pasada, han puesto el tema del genero y la violencia contra la mujer en la escena publica y política colombiana. La central Unitaria de Trabajadores se manifiesta frente al tema.
La semana inicio con la noticia de la agresión de Hernán Darío Gómez, “El bolillo”, contra una mujer en un bar ubicado en el centro de la capital del país. Cerro con la agresión de una joven en el sector de Patio Bonito por parte de un hombre quien le arrojo acido a su cuerpo.
Los publicitados hechos dan cuenta de la cotidiana realidad de muchas ciudadanas colombianas, fruto de la moral y ética patriarcal que rige en el país.
Según denuncio Ligia Álzate, secretaria del departamento de la mujer de la CUT, los medios de comunicación hacen un tratamiento poco constructivo, falto de sensibilidad y ética, que antes que aportar a la solución del problema, lo incrementan. Es que la violencia contra la mujer no solo deja “marcas”,” huellas”, “cicatrices” físicas, sino que ocasiona serias secuelas mentales, psicológicas, en el autoestima y en la espiritualidad femenina, y, dado el “cubrimiento de la noticia” realizada por la mayoría de medios de información, se generan procesos de re victimización antes que sanación o reparación de las agredidas.
Para la líder sindical se debería publicitar mas la ley 257, así como generar políticas gubernamentales que permitan generar mas casas de refugio para las mujeres golpeadas, y redes de apoyo que permitan el actuar solidario de la ciudadanía en el momento que ocurra la agresión.
Los medios de información deberían partir de las evidencias y manifestaciones del fenómeno para generar debates convocantes hacia la ciudadanía, con el objetivo de que no solo se llame a pactos y normas de convivencia y respeto por la mujer, sino que se permita la ruptura y trasgresión de los esquemas hetero-normativos que condenan tanto al hombre como a la mujer a asumir una serie de roles sociales que les niegan la posibilidad de desarrollar su potencial humano, toda vez que les marcan pautas de ordenamiento donde la agresión y la dominación reemplazan la escucha, la ética y el respeto, concluyo Álzate.