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De las herencias del mesias a los milagros del santos

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CENTRAL UNITARIA DE TRABAJADORES (CUT) – COLOMBIA / Web

22/10/10

 

De las «herencias» del «mesias» a los «milagros» del «Santos»

Por Gilberto Luis Martinez Guevara, Director del Departamento de Organización y Planeación

Informaciones de la CUT editadas en Rebanadas:

Rebanadas de Realidad – CUT, Bogotá, 14/10/10.- El gobierno de Álvaro Uribe Vélez, marcó para la historia de la gran mayoría de colombianos, ocho largos años para nunca olvidar que aún no terminan; no por las grandes transformaciones que produjo su gobierno en materia de desarrollo y bienestar social para millares de pobres e indigentes que han visto como se amplió la brecha de la desigualdad; sino por los grandes escándalos que se produjeron en sus dos mandatos: corrupción, parapolítica, tráfico de influencias, chuzadas, compra de representantes, agro seguros, etc., etc., y aún así, en su salida porque la Corte no aprobó el referendo para su segunda reelección por violaciones de trámite, fue «condecorado» por más de uno y aclamado por otros; pero además, porque quien lo remplazó fue su coequipero y el continuismo de sus políticas.

La sagacidad de Uribe lo llevó a montar la estrategia política de «Seguridad Democrática y Estado Comunitario», la «Confianza inversionista» y la «Cohesión social»; cuyos objetivos eran claros y precisos: todo un andamiaje militar con el apoyo de los Estados Unidos y los paramilitares; el respaldo de terratenientes, empresarios y los grandes monopolios extranjeros y la aplicación de una política asistencialista donde repartió dádivas a los pobres para complementar el blindaje protector a su política. Es decir, fue una estrategia bien diseñada para unos resultados ejemplares, ya que URIBE, no solo se creyó ser un «Dios», sino que le hizo creer a mucha gente que era el «Mesías» enviado por éste para salvar nuestro país.

«Las herencias del Mesías»

Su gesta, no tiene comparación con gobierno alguno; Uribe fue capaz de gobernar abiertamente con los paramilitares quienes habían firmado un pacto para refundar el país, desde las selvas, el congreso y el Estado (creo que lo lograron). Desmontó los avances democráticos de la Constitución del /91 con reformas regresivas y protectora para sus intereses y los de sus aliados; convirtió el DAS con la asesoría de José Obdulio Gaviria y Bernardo moreno y la dirección de su amigo personal Jorge Noguera Cotes, entre otros, en una empresa criminal donde se realizan seguimientos a magistrados de la Corte y otros personajes de la vida nacional y se manda asesinar dirigentes sindicales; utilizó a los ministros del Interior y de Protección Social para comprar voto de representantes a la Cámara para lograr su reelección; a la cúpula militar les definió unos incentivos: condecoraciones y ascensos, por cada baja presentadas como insurgentes que posesionaran la «Seguridad Democrática», lo que posteriormente se conoció como «falsos Positivos», ya que los asesinatos eran humildes Jóvenes.

Dice el refrán popular de «tal palo tal astilla», sus hijos Ton y Jerry, no se quedaron atrás, hicieron lo que quisieron basados en las influencias de su padre.

Pero como si eso no significara nada, profundizó la guerra y alrededor de la «Seguridad Democrática» montó los batallones de alta montaña, las redes de informantes, familias guardabosques, en acción y hasta propuso convertir los jóvenes estudiantes en «sapos». Con lo anterior son más de cuatro millones de campesinos desplazados y despojados de sus tierras; millares de asesinatos (crímenes de Estado) de dirigentes políticos, sindicales y sociales defensores de derechos humanos.

En el campo laboral y sindical sus ejecutorias no fueron menores: Con la ley 789/2002 complementó lo que ya había hecho en la ley 50/90, es decir, primero nos quitaron la retroactividad de la Cesantías y después nos quitaron las horas extras y el recargo nocturno; desnaturalizó el derecho al trabajo con las cooperativas de trabajo asociado que utilizó para flexibilizar las relaciones laborales a favor de los empresarios y debilitar las organizaciones sindicales; acabó con la Red Pública Hospitalaria, el Seguro Social, utilizó el nombre de Caprecom como fachada para desmantelar los hospitales y clínicas en los procesos de reestructuración, e institucionalizó el «PASEO DE LA MUERTE» como política de Estado y quiso imponer
una «Emergencia Social» que seguía protegiendo los intereses de los mercaderes de la salud, menos a reconocer la salud como un derecho humano fundamental.

El desempleo en el país está por encima del 15%, aunque el DANE siga mostrando unas cifras acomodadas del 12.7%; la Informalidad supera el 60%; existe una precariedad salarial ya que la mayoría de los colombianos sus ingresos mensuales no superan los 2.500 dólares, mientras en los países desarrollados superan los 30.000 dólares, por algo las estadísticas no nos hacen mentir, ya que Colombia está calificado como el país con mayor desigualdad en Latinoamérica, con 20 millones de pobres, ocho millones de indigentes y siete millones de colombianos en otros países por qué en su país, no encontraron oportunidad de trabajo después de terminar su carrera.

Los señalamientos y estigmatización fueron constantes, para el gobierno de Uribe era de suma importancia desprestigiar a los sindicatos y las organizaciones sociales, relacionando las justas lucha de estos, con las actividades de la insurgencia.

Estas son entre otras, las herencias que nos deja el «mesías» para que el «Santo» con sus milagros, no las resuelva.

De la «seguridad democrática» a la «prosperidad democrática»

Juan Manuel Santos, no solo es el CONTINUISMO de las políticas de Álvaro Uribe Vélez, así lo dijo en su posesión: «Decidiremos si queremos honrar el mejor gobierno en nuestro país en mucho tiempo, el gobierno del Presidente Álvaro Uribe, o si enterramos su legado. Decidiremos si queremos seguir avanzando, o si nos arriesgamos a retroceder» (estas palabras no fueron un simple discurso, es la afirmación de quien está comprometido con una causa), sino que es algo más, es la carta imperialista para devolverle al imperio su hegemonía en el continente; el hecho de haber logrado unir en su gobierno a todo el poder de la oligarquía: los de derecha, los de extrema derecha, los de centro y hasta un sector de los de centro izquierda en la mal llamada «UNIDAD NACIONAL», es muestra de lo anterior, pero algo más, es montar toda una política aplanadora contra la izquierda y la oposición.

SANTOS ha resultado ser mayor estratega que URIBE; ya que logró superar su votación; unir a sus opositores y lograr normalizar las relaciones con los vecinos en tiempo récord; es decir, está cumpliendo la tarea encomendada.

Sin duda que hay cambio de estrategia y de estilo, lo que no hay es cambio de política y de objetivos; por algo se buscó de coequipero como dijo en su discurso de posesión: ANGELINO GARZON, es «un líder de corazón y experiencia social»; quien sin ser de la oligarquía le sirve a sus intereses. Esto no puede confundir a la dirigencia sindical que en un alto número han comenzado a ser filas alrededor de Angelino creyendo que el problema es de forma y no de fondo; hay que tener claro que no habrá solución a los múltiples problemas sindicales y sociales, sino se desmonta el sistema; lo demás seguirán siendo paños de agua tibia para calmar el dolor.

Las propuestas del gobierno SANTOS para hacernos el «milagro», según él, están cimentadas en cinco locomotoras; (estamos más que seguro que se quedaran en simples tractores) la Unidad Nacional con el 90% del legislativo a su favor, seguirán legislando para los intereses del gran capital y sus transnacionales, no se nos puede olvidar que existen muchos de esa alianza que han sido cuestionados por ser testaferros de los paramilitares.

Por eso, la Ley del primer empleo con el 25 por ciento menos del salario mínimo, dirigida a que sea la pequeña y mediana Industria la que se encargue de generarlo, dejando el espacio para que sean retirados los trabajadores de mayor edad y exonerando a las grandes transnacionales; la ley de tierra pretende devolvérselas a sus legítimos dueños sin desmontar las estructuras militar que se las quitó; la generación de 2.4 millones de empleo y formalizar 500 mil cuando existen once millones, no solo es un sofisma, sino un engaño.

Se seguirá profundizando el modelo neoliberal con privatizaciones, flexibilización laboral, desempleo, etc., con el agravante que el gobierno utilizará el CONTRATO SINDICAL para desnaturalizar el accionar de las organizaciones sindicales, cooptar dirigentes y firmar el TLC con los Estados Unidos y lógicamente seguirá precarizándose el empleo.

En este sentido, al caracterizar el actual gobierno estuvimos de acuerdo mantener nuestra oposición al continuismo de las políticas neoliberales y a las nuevas estrategias; llamar y mantener la unidad de los trabajadores y sectores sociales alrededor de una AGENDA centralizada con los principales problemas sindicales y sociales que podamos discutir en los espacios definidos por la Constitución. Pero esta agenda no puede estar aislada de la acciones de los trabajadores y las comunidades: la movilización, la huelga, el paro, y el mitin; seguirán siendo el soporte de la defensa de nuestras reivindicaciones.

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