Inicialmente, la Secretaría de Educación presentó un proyecto denominado jornada de 40 horas. Según su exposición, con él busca ampliar el tiempo y las oportunidades de aprendizaje de los estudiantes con actividades que ellos mismos y las instituciones seleccionan de acuerdo con los énfasis del PEI. Según la Secretaría, este proyecto se pone en marcha cuando existe conceso con los docentes, padres de familia y estudiantes. Contempla la realización de actividades dentro y fuera del colegio.
La jornada escolar diaria será de 8 horas para 40 a la semana en todos los ciclos. Los estudiantes tendrán acceso a actividades pedagógicas enfocadas al arte, la cultura ciudadana, la educación ambiental, el deporte, la segunda lengua y la tecnología. Gradualmente, pasará de hacerse en el colegio a parques, zonas rurales, sedes culturales, museos y la calle. Eso es el proyecto, la realidad es otra.
Los asistentes al Seminario denunciaron muchas inconsistencias en la implementación del programa. Comenzando por que no es cierto el consenso entre padres de familia, estudiantes y docentes. Realmente la decisión la están tomando los rectores motivados por los incentivos de dotación, esto hace que se pongan en la tarea de desaparecer las jornadas de la tarde para ejecutar el proyecto. Así mismo, la falsedad del refrigerio reforzado, que se convirtió en un doble refrigerio repleto de dulce y calorías, sin control de nutrición adecuado.
Otro aspecto es el aumento del estrés a causa de mayor responsabilidad académica y convivencial para los docentes. “Estamos haciendo un llamado a los compañeros que están asumiendo estas responsabilidades a que analicen bien esta política neoliberal impuesta, que es un claro paso para implementar la jornada única”, manifestó Luz Dary Bolaños, directora del CEID de la ADE.
Adicionalmente, en los colegios donde se está desarrollando esta jornada se evidencia el activismo, es decir, actividades sin ninguna organización ni contenido curricular. Más bien lo asumen para solucionar la problemática social porque es mejor tener los alumnos más tiempo en las instituciones. Eso quiere decir que la intervención de las instituciones es básicamente asistencialista, sin un componente pedagógico claro y estructurado. En resumen, este programa se está dando sin una planificación de recursos, espacios, horarios, intencionalidad académica y sin una clara política de contratación para los nuevos maestros.
Básicamente, se reduce a una bandera política de la Alcaldía. “Son muchos los colegios que no cuentan con los espacios físicos suficientes y en el afán envían a los maestros a conseguir bodegas y casas vacías para dar inicio al proyecto. El nivel académico no se mide por las horas de permanencia en la institución; si el objetivo de la Secretaría es extender la jornada para obtener calidad, se debe iniciar por mejorar las condiciones laborales de los docentes, mayor infraestructura y cualificación masiva del magisterio”, señaló la directora del CEID de la ADE.