{image}http://imagen.eldia.co/cache/ade/protesta-magisterio-16-feb-2012/img_0835_595.jpg{/image}La protesta del magisterio del pasado miércoles centró la atención de los colombianos en la crisis por la que atraviesa la carrera docente. Una verdad, siempre dicha pero poco confirmada, salió a flote: la profesión docente es la menos atractiva para los jóvenes.
En los resultados de las últimas Pruebas Saber PRO (2011), los universitarios a punto de graduarse de docentes, y que tendrán la responsabilidad de formar a las futuras generaciones, tuvieron resultados bastante regulares en las áreas donde se desempeñarán, es el caso de la comprensión de lectura, el inglés o las operaciones matemáticas.
Los expertos en educación corroboran una circunstancia que se ha hecho plausible en las aulas. Quienes se están dedicando a la carrera docente son los estudiantes “promedio” de las escuelas, porque los más aplicados escogen carreras con mayor “atractivo”.
El deficiente salario que le paga el Estado a los docentes, las jornadas laborales extensivas a la casa, la persecución constante contra el gremio, las malas condiciones de transporte a las escuelas, el poco reconocimiento a la formación profesional, las pocas opciones de ascenso en la carrera, son todas estas y más razones suficientes para que cualquiera prefiera enfrentarse a un trabajo provisional mejor remunerado que dictar clases de manera oficial.
La realidad es apabullante. El salario promedio de un docente recién egresado está en 1’200.000 pesos; el de un profesional de otra carrera, en 1’500.000. Aún más, un docente debe esperar hasta 10 años por un aumento de 500.000 pesos, un profesional diferente puede aspirar a ganar hasta el triple de su salario inicial en cinco años. La razón: las trabas legales del estatuto 1278, que cobija a los nuevos profesores, les impide el reconocimiento de especializaciones, experiencia o dedicación a su trabajo.
El contraste está en lo que logran con su labor. Actualmente muchos colegios gradúan niños bilingües, los resultados las Pruebas Saber muestran mejoras y el componente tecnológico ya es una parte fundamental de los currículos. Esto, a pesar de que los maestros trabajan en escuelas sin pupitres o que terminaron de albergues para damnificados.
El trasfondo de esta crisis es que ninguno de los gobiernos nacionales de los últimos 15 años ha tenido a la educación como una prioridad. Es más, perciben al gremio docente como un peligro debido a las conquistas que alcanzaron los del 2277 y a la fortaleza del sindicato. Pero como argumenta el Presidente de Fecode, Senén Niño, para educación de calidad se requieren docentes con reconocimiento social, bien pagados y con un escalafón que estimule el estudio.