Moisés Barón, directivo de la USO nacional, señaló que ha habido investigaciones de entes privados y de dirigentes de la USO acerca de las inversiones de esta compañía, cuyos dividendos les alcanzan para comprar empresas de contado (PetroMagdalena), patrocinar equipos de fútbol (hasta la selección nacional), mirar perspectivas más allá del petróleo (medios de comunicación), entre otros muchos movimientos, y aun así les queda plata para que sus ejecutivos se vayan de ‘shopping’ por el mundo.
La columnista Daniela Blandón Ramírez, en su reportaje en la revista Dinero ‘El negocio redondo de Pacific Rubiales’ se pregunta ¿Cuál es el secreto? Y el cuestionamiento se lo deben estar haciendo todos los colombianos que han visto surgir a esta empresa de su anonimato, no por los comerciales endulzados que la promueven, sino por todos los escándalos que le rodean.
El CEO de Pacific Rubiales Energy, Ronald Pantin, hace fórmulas matemáticas para justificar sus ganancias; dejando a un lado que mientras ellos le sacan provecho al petróleo del país, el resto de los colombianos pagan por una de las gasolinas más caras de América. Moisés Barón aduce que esos dividendos que les alcanzan para la construcción de un complejo hotelero en su campo de producción o para pensar en sembrar palma africana, tienen su verdadera justificación en lo que encontró la Dian al allanar la sede administrativa de Bogotá el año pasado. Doble contabilidad y fenómenos de triangulación de las cuentas, con lo cual se le hace un desfalco al Estado, explican mejor los millonarios ingresos y los pocos egresos de esta empresa.
El directivo de la USO apunta a que la andanada de inversiones este año, proviene de la preocupación de Pacific por “hacer aterrizar las finanzas y los movimientos económicos a una realidad, para hacer inversiones dentro y fuera del país en una carrera por blanquear los capitales y justificar los dineros”.
Pero la mano permisiva del Estado también ha ayudado a redondear este negocio. “No tiene ningún control en cuanto a los volúmenes de producción de crudo en los campos”, y todavía piensa prorrogar el contrato que se vence en el 2016, de allí los campos pasarían al Estado.
“Hay serios indicios de que están sacando crudo que no está en la contabilidad”. El Gobierno tampoco ejerce control sobre la contaminación que la empresa genera: vertimiento de desechos a los cuerpos hídricos, desalojo de aguas calientes con rastros de fenoles, destrucción de aguas vegetales, la reconstrucción con lodo de las perforaciones contaminadas y, lo peor, la utilización del método de recobro mejorado por combustión, que consiste en la quema de los yacimientos que se supone le van a dejar al país una vez se acabe el contrato.
Sumándole a lo anterior que los alcaldes locales han sido conniventes con el desplazamiento de las comunidades Sicuani y con las arbitrariedades cometidas contra los territorios ancestrales indígenas. Sí, el negocio de Pacific Rubiales es redondo, porque ellos ganan por todos lados, porque el Estado colombiano le regala el crudo, le permite sobreexplotar a sus obreros, que laboran de la 5:00 a.m. hasta la 11:00 de la noche por salarios insuficientes, y la comunidad recibe a cambio unos cuantos animales de cría en pie y no cuenta ni con electricidad, alcantarillado, agua potable, electricidad, alimentación, necesidades básicas insatisfechas y desnutrición. ¿Cuál es el secreto de Pacific Rubiales? La respuesta la da un juego popular: Yo gano, los demás pierden.