Con una preocupante cifra la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) denunció el aumento de tráfico de niños en todo el mundo. De acuerdo con la investigación, en 2011 tuvieron conocimiento de 2.040 casos, que en comparación con los de 1.565 de 2008, representan un alarmante aumento del 27%. Las víctimas son niños menores de 18 años que debido a diferentes factores que incluyen, entre otros, el analfabetismo y la pobreza, son explotados laboral y sexualmente. El ICBF, por su parte, reportó que los últimos años en el país se notificaron 51 casos por este mismo motivo y que los departamentos de Antioquia, Risaralda, Quindío, Caldas, Valle del Cauca y Cundinamarca son los principales afectados.
Según el informe los niños, que sigue siendo la población más vulnerable e indefensa, son engañados a través de diferentes medios como el internet, uno de los más utilizados por los traficantes. Recalcan en este punto que cuando éstos crecen en ambientes hostiles en los que son golpeados y maltratados constantemente buscan la salida de su situación, hecho que es aprovechado de manera infame por los delincuentes. Promesas de viajes, trabajo y dinero son algunas de las mentiras que les dicen a los menores, todas encauzadas a un solo fin: ganarse su confianza y lograr alejarlos de sus familias y conocidos para poder aprovecharse de ellos.
Pero la falta de atención por parte de los padres también juega, según la OIM, un papel importante. La Organización incluso tiene registros de niños que salieron del país con autorización, es decir, legalmente, y que éstos solo advierten lo que está sucediendo cuando el mismo organismo realiza la denuncia.
Afortunadamente en Colombia existen fundaciones como Renacer y Esperanza que, entre otras, tienen como fin la atención a las víctimas. Otras entidades, como La fundación Pandi, se encargan de hacer públicos todos los temas relacionados con la niñez.
Luz Stella Cárdenas, directora de la Fundación Renacer, afirma que para evitar este tipo de problemáticas hay que reevaluar el concepto de familia que se viene manejando desde hace un tiempo en el país. Según Cárdenas: “Aquí los niños se pierden en las ciudades y pasan ocho días antes de que los padres llamen para decir que su hijo no aparece y que están muy preocupados…Tú ves a una niña con uniforme de colegio en la calle y cuando le preguntas por qué está sola, te dice que tiene permiso de los papás hasta las siete o las ocho de la noche”.
El tráfico de personas se da en dos modalidades: una interna y otra externa. La primera consiste en comerciar ilegalmente a los individuos en el mismo territorio, y reporta un aumento del 140%, mientras la segunda estriba en sacarlos del país. En Colombia, por ejemplo, los lugares hacia los que normalmente son trasladados los menores son Bogotá y Cartagena. Carolina López Laverde, coordinadora del Programa Integral contra la Trata de Personas, de la OIM, señala que en esta manera de trata también ejercen un gran dominio los grupos en contra de ley: “Hablamos por ejemplo de las mujeres que son captadas en Antioquia y llevadas a Putumayo para ser explotadas sexualmente, muchas veces por grupos armados ilegales, o de los hombres que son reclutados para ser explotados en contextos mineros”.
Según el informe, en algunos países se han creado leyes que permiten controlar la trata de personas. Sin embargo, hay muchos todavía que no tienen los mecanismos judiciales para vigilarlo y detenerlo. Colombia, por ejemplo, tiene la Ley 985 de 2005 que castiga hasta con 23 años este delito y con una multa de hasta 1.500 salarios mínimos legales mensuales vigentes. A pesar de esto, falta fortalecer la atención que se le da al tema para que este tipo de abuso no se quede sin pena, sobre todo se necesita que las autoridades vuelquen la mirada sobre el asunto porque como explica el Director de la Fundación Esperanza: “Lo que encontrábamos al comienzo era que ellos no sabían qué era la trata de personas y cuando se les contaba, ellos mismos reconocían que habían resuelto casos como si se tratara de explotación sexual o inducción a la prostitución, cuando en realidad era un caso de trata”.