Bogotá 2 de abril de 2020
Por @OverDoradoC
El sistema capitalista en su profunda crisis cíclica, desencadena la pandemia del Virus COVID 19, que causa en sí misma una crisis, lo cual nos debe permitir hacer una valoración más integral, a mediano y largo plazo para encontrar respuestas y salidas que beneficien a los medios y fuentes de vida.
No podemos cerrar los ojos, la pandemia del coronavirus tendrá consecuencias económicas, políticas en nuestro entorno social y en el ámbito mundial. Nosotros los trabajadores y trabajadoras ya estamos recibiendo los primeros impactos en forma de despidos, “adelanto” de vacaciones, “anticipo” de cesantías; a las trabajadoras de la salud, de comercio de alimentación, farmacias entre otros, además de la precariedad crónica en que realizan su labor, les aumentan los riesgos para trabajar sin medias de seguridad adecuada -Bioseguridad-., se violentan los Derechos Humanos fundamentales por parte del gobierno de Iván Duque, así mismo, a los trabajadores y trabajadores informales, cuenta propia y la mediana y pequeña industria, se preguntan cómo podrán hacer frente a facturas o pagar servicios públicos domiciliarios, alimentación cotidiana, arriendos, si no tienen actividad económica a causa del confinamiento social.
El impacto del COVID 19 es simultáneo tanto en la demanda como en la oferta, profundiza la crisis cíclica del capitalismo como modo de producción, estructura de organización social y superestructura política, no me canso de repetirlo, esta crisis venía incubándose desde antes.
El extractivismo con la minería que ataca todas las fuentes de agua dulce y contamina y envenena, la liquidación de los delicados equilibrios ambientales por el cambio climático y por la depredación cruel de la naturaleza por la irracional desforestación, la agricultura que envenena ríos, tierras y personas por el uso de agro tóxicos, la mercantilización vertiginosa y despiadada de toda la vida silvestre, todos estos hechos crearon las condiciones propicias para la aparición de estos nuevos virus y sin dudas el COVID 19.
El petróleo y las guerras comerciales:
La guerra del petróleo, provocada por el rompimiento del acuerdo de Arabia Saudita y Rusia que limitaba la producción petrolera es claramente una disputa por la obtención de nuevos o la consolidación del control de los mercados -lucha geoestratégica-. La voracidad de imperialismo, hoy el petróleo esta a 20 dólares el barril, que pone como el primer damnificado de esta guerra es la producción de petróleo y gas de esquisto, cuyo principal productor es EEUU ya que su costo de producción está por sobre los 50 dólares.
La guerra-tregua comercial de EEUU con China y la búsqueda del gobierno Norte Americano de frenar el desarrollo de la tecnología 5G de ese país, ha sido superada ampliamente por los fuertes roses provocados por la epidemia y por la disputa para ver quien llega primero a la vacuna contra el virus y quitándole sentido a acuerdos que la propia crisis desbaratará. La pelea por la autoría de la vacuna que involucra principalmente a Estados Unidos, China y entra en esta disputa Alemania se convierte, en este contexto, en una redefinición de la batalla por la tecnología de punta que emergió inicialmente como lo hemos planteado bajo lo que han llamado “guerra comercial”.
Como lo expresa un artículo de The New York Times, una carrera mundial armamentista por la vacuna contra el coronavirus está en marcha. El diario señala que aquello que comenzó como una cuestión de quién obtendría los elogios científicos, las patentes y los ingresos de una vacuna exitosa se transforma de repente en un tema de seguridad nacional. Si bien existe cooperación en muchos niveles, incluso entre las empresas que son normalmente feroces competidoras, la pelea por la vacuna es la sombra de un enfoque nacionalista que podría otorgarle al obtentor, ventajas para lidiar con las consecuencias económicas y geoestratégicas de la crisis. No casualmente el asunto ya se está militarizando.
La estrategia del confinamiento masivo de las poblaciones y el cierre de fronteras bajo control del Estado, sino le ponemos sentido de vida digna, buscara reforzar el nacionalismo, lo individual y la competitividad -del más fuerte sobre el más débil, o del salvamiento de las naciones más fuertes contra las más débiles. La xenofobia, la discriminación, la estigmatización…el oscurantismo y elementos fascistas. Ver a los migrantes como enemigos.
Economía mundial y regional:
El Covid19 es precisamente esto, un acontecimiento con enormes repercusiones en la economía productiva y reproductiva, pero también el desencadenante de una crisis más profunda que hace ya tiempo que se está cocinando.
El FMI plantea que la economía mundial entra en recesión, que será igual o peor que después de la crisis financiera mundial -2008-. «Los costos humanos por la pandemia del coronavirus son ya inconmensurables y todos los países deben trabajar juntos para proteger a la gente y limitar el daño económico», precisó la responsable de ese organismo. Indicó que 2020 será «negativo», y predijo que el mundo experimentará una recesión «al menos tan mala» como en aquella crisis de hace 12 años, pero espera que la economía mundial se recupere en 2021. Para lograr esa mejora, los diferentes países tendrán que «priorizar la contención y fortalecer los sistemas de salud».
Estamos presenciando una ruptura de la cadena de pagos y de la de comercialización -con particular efecto sobre los servicios que florecieron en la era actual de la globalización- que derivó ya en grandes pérdidas de empleos, horas trabajadas, etc. Una cuestión que se agrava debido al significativo porcentaje de trabajadores precarizados legado por el neoliberalismo. Lo “nuevo coronavirus y “contracción” económica es el hecho de que tanto un eventual prolongación y empeoramiento de la pandemia como una nueva Gran Recesión y mucho más una Depresión, podrían derivar en situaciones altamente inestables para el estatus quo mundial -poder económico y político- en donde no escaparan personajes fascistas como Donald Trump, Boris Johnsone, Bolsonaro y otros.
Por su parte el profesor de economía de Berkeley, Pierre-Olivier Gourinchas, calcula que, si la producción permanece detenida por un mes al 50% y por dos meses al 25 %, ello costaría un 10 % de caída en el PBI anual. Otros dos meses con un 25 % de caída costarían otro 5 % de retracción…
Lo que ha pasado en los años 2019 y 2020 con el comportamiento en la bolsa Wall Street en el mes de marzo 2020 perdió todas las ganancias obtenidas desde el 2016, la guerra por los mercados del petróleo que redujo a 20 mil dólares los precios el barril en marzo 2020; el COVID 19 como parte del desencadenamiento de la crisis económica, el terror que se está instalando en los bancos centrales de los países imperialistas, de instituciones como el FMI, y el horizonte de profunda recesión-depresión global.
El Secretario General de las Naciones Unidas -ONU- lanza un plan para abordar, impactos socioeconómicos potencialmente devastadores de COVID-19 y estimaciones socioeconómicas para 2020 a partir de marzo de 2020:
- 5 – 25 millones de empleos perdidos (OIT).
- US $ 860 mil millones – Pérdidas de US $ 3,4 billones en ingresos laborales (OIT).
- 30% – 40% de presión a la baja en los flujos globales de inversión extranjera directa (UNCTAD).
- 20% – 30% de disminución en las llegadas internacionales (OMT).
- 600 millones de personas fuera de línea (ITU)
- 500 millones de estudiantes sin asistir a la escuela (UNESCO)
En lo regional
En una estimación reciente, la ONU calculó que debido a las consecuencias de la pandemia sobre el turismo cuya actividad podría contraerse en un 25 %, la cantidad de personas bajo el umbral de pobreza en Latinoamérica se incrementaría en un 35 %, pasando de 67 millones de pobres a 90 millones.
«Esto se va a parecer mucho a una economía de guerra»: la advertencia de la Cepal de que la pandemia aumentará el desempleo y la pobreza en América. Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (Cepal) de las Naciones Unidas, advierte que se avecina una recesión global que hará que el PIB de la región decrezca, el desempleo aumente y millones de personas se sumen a los índices de pobreza.
Ha pedido un levantamiento, aunque sea temporal, de las sanciones a Cuba y Venezuela.
Calculan que la economía caerá un 1,8%, esto tendría una repercusión de una subida del desempleo de 10 puntos %.
Impacto fuerte en las familias más pobres y en la desigualdad social: con la caída del PIB y aumento del desempleo, el número de personas que viven en pobreza se incrementaría de 185,9 millones a 219,1 millones. Y en pobreza extrema, aumentarían de los 67,5 millones a los 90,7 millones. Impactará muy fuerte en los hogares, en las personas, en las pequeñas y medianas empresas, en los que trabajan en la informalidad y por cuenta propia.
En los próximos dos trimestres a nivel global, según la Cepal, en América Latina, el promedio de la región sería -1,8%, simplemente considerando el impacto de China y Europa, que puede empeorarse y caer aún más, un 3%.
¿Y Colombia qué?
La expectativa de un crecimiento de la economía colombiana por encima del 3 % en 2020 no va más. En correspondencia con lo escrito, la crisis cíclica del sistema capitalista, expresada por algunos en el desplome de los precios del petróleo y las dificultades derivadas de la pandemia del coronavirus siguen recortando las proyecciones del Producto Interno Bruto (PIB) colombiano.
El escenario macroeconómico del país podría ser más complejo, con una desaceleración del PIB hacia el rango 0,5% y 1%» La Anif apunta que la situación «tendrá efectos negativos en el mercado laboral, particularmente en los sectores de comercio, transporte, esparcimiento y turismo (siendo los más afectados), así como en otras actividades, a través de los diversos encadenamientos productivos».
Mientras en Colombia ve una contracción del PIB de -0,4 %, en Argentina la proyección es de – 3,1 % y en México, -2,8 %.
Fenalco manifestó que, con excepción de comercios dedicados al abastecimiento de alimentos, productos de primera necesidad y medicamentos, la caída en los demás subsectores es dramática y tiende a empeorar con el confinamiento nacional.
Sin coronavirus, el desempleo llegó en febrero 2020 al 12,2%.
De acuerdo con las cifras reveladas por el Dane, en Colombia había 2’904.000 personas sin empleo, y durante febrero de este año la cifra aumentó, pasando a 3’045.000 desempleados, lo que significa que, actualmente, 101.000 personas más no tienen empleo.
En el escenario optimista con COVID 19, Fedesarrollo estima que la tasa de desempleo aumenta a un nivel de 13,3 por ciento, en el escenario medio, la tasa de desempleo se incrementará 50% y repuntará a niveles del 15,4 por ciento. Pero en el escenario pesimista podría alcanzar el 19,5 por ciento, significaría tener cerca de 5 millones de desempleados en los próximos meses.
Los acontecimientos en el marco de la pandemia del coronavirus como desencadenante de la crisis cíclica del capitalismo, contribuye a la lucha Inter imperialista e Inter monopolista, entendiendo que las medidas de prevención y atención son insuficientes e inoportunas para contener y hacerle frente a este virus, porque ha prevalecido en el poder económico y político, los intereses del capital al de la vida, la salud de la humanidad y los derechos de la naturaleza.
Nuestras tareas hoy:
La profundización de la crisis traerá nuevas sacudidas de la lucha de clases –en ascenso– y en el marco de la crisis hoy, considero que en correspondencia debemos pasar del confinamiento social a la profundización de la rebeldía y movilización social organizada, pues se recrudecerán las disputas Inter imperialista en los terrenos económico, político y militar, sin descartar la posibilidad de conflictos bélicos de gran envergadura. El COVID 19 avanza, los gobiernos hacen intentos por achatar y parar la curva epidemiológica, pero al mismo tiempo se presenta una subida de la curva recesiva en lo económico. Pregunta: ¿Quién debe pagar la crisis y quien la esta pagando?
A portes para revertir la situación que hay:
- Las medidas que se vienen tomando como la cuarentena -confinamiento social- por los gobiernos a nivel mundial entre ellos el de Colombia, si bien son necesarias para la salud pública, están siendo aplicadas sin tener en cuenta las desigualdades sociales y económicas de la población. Si, los gobiernos no garantizan a los sectores vulnerables el alimento, techo, salud y los demás servicios públicos esenciales; la amenaza principal ya no sería el COVID 19 sino la hambruna; entonces, la situación puede desbordarse y causar una nueva inconformidad social; como respuesta a que los Estados y sus gobiernos no tendrán las condiciones financieras, logísticas, políticas y sociales inmediatas, mediata ni a largo plazo.
- Protección especial, no solo el personal salud pública, sino los portuarios, el personal de las empresas farmacéuticas, los transportadores, los trabajadores de almacenes de la logística, las cajeras de los supermercados, las trabajadoras del aseo, las trabajadoras y trabajadores que recolectan frutas y verduras en el campo, y en general, los obreros en todo el sector de la agroindustria incluyendo grandes fábricas alimenticias, los trabajadores del sector financiero, los que están ocupados en la compañías telefónicas y proveedores de internet, así como los trabajadores de la industria que podría ponerse al servicio de producir todo el material médico necesario; son todos sectores fundamentales para el funcionamiento de la economía capitalista, incluso en tiempos de “cuarentena” generalizada impuesta por los Estados.
- Nuestra exigencia debe ir no sólo desde el punto de vista de la garantía del trabajo, contra los despidos masivos y de mantener los salarios, sino también de proveer los alimentos y los recursos médicos para toda la población, garantizar el abastecimiento alimentario y protección social. Algo que solo será posible, si se logra imponer en los lugares de trabajo el control democrático, desde abajo, de los trabajadores, en el esfuerzo por asegurar y reconvertir la producción para responder a las prioridades sociales y no las del capital.
- Salud pública como derecho fundamental: infraestructura hospitalaria, la dotación de equipos tecnológicos y científicos para la práctica masiva de pruebas y atención médica de los contagiados que se compliquen y sobre todo los elementos de protección del equipo médico que están de frente en esta pandemia. Lo anterior implica que el Estado asuma el control del sistema de salud privado en Colombia, en manos de las EPS. Quitar el negocio y el mercado en que esta el derecho fundamental.
- Exigir al gobierno destinación de recursos para auxilios económicos a los desempleados, trabajadores formales e informales que resulten afectados como consecuencia de la disminución o parálisis económica de las empresas y el comercio, alivios crediticios a los campesinos, agricultores, pequeños empresarios y tributarios a los pobres, no despidos ni licenciamiento de trabajadores, ni suspensión de contratos.
- Exigir una modificación del presupuesto general de la nación y del Marco Fiscal a Mediano Plazo, donde se priorice lo social, por encima del presupuesto para la guerra y el pago de la deuda externa.
- Suspensión del pago de la deuda externa
- Utilización de las reservas internacionales, para auxiliar en primera instancia a los sectores pobres y capas medias de la población.
- La salud y seguridad social -sistema- debe pasar a manos del Estado: Administración y financiación.
- Frente a la convulsión social, el momento político y económico, la imposición del fascismo y sus expresiones -xenofobia y discriminación-, se hace necesario por las organizaciones sociales y populares, medidas politicas no solo de autocuidado sino de autoprotección, de solidaridad y fraternidad entre todos nosotros, que incluye a la población migrante. Es posible, si se logra imponer en los lugares de trabajo el control democrático, desde abajo, de los trabajadores, en el esfuerzo por asegurar y reconvertir la producción para responder a las prioridades sociales.
- Desarrollar redes de apoyo y solidaridad con presencia efectiva y aplicar normas básicas de autocuidados.
- Trabajo y desarrollo de redes virtuales o presenciales para verificar la atención sanitaria del sistema de salud, hacer veeduría, y mantener la comunicación y denuncia a través de las redes. Los trabajadores de la salud son fundamentales.
El movimiento social y popular en donde la alianza obrero, campesina, étnica y popular juegue su papel, las organizaciones y movimientos políticos democráticos, progresistas y de izquierda, que pongan por encima la vida digna y la salud, los medios y fuentes de vida, frente al capital; dispuestos a las acciones necesarias y suficientes para la unidad, organización y lucha, en donde en el caso concreto del movimiento sindical y nuestra CUT con una salida correcta y oportuna, se quiera contribuir no solo, con las acciones sindicales y políticas para fortalecer los escenarios de movilización y lucha, sino de unidad y organización para trabajar porque otra Colombia sea posible. En ese sentido, hace necesario, pensarse en ser gobierno y poder. El momento político, social, económico, ambiental y sanitario lo exige.