{image}http://eldia.co/images/stories/180811/002.jpg{/image}El sacerdote Jesuita Javier Giraldo Moreno, quien ha sido una emblemática figura en la defensa de los derechos humanos, se expreso frente a la importancia de denunciar los vínculos oscuros del Estado con grupos del narcotráfico y paramilitares que han sembrado terror en el país.
Para el sacerdote es preocupante la profunda penetración del narcotráfico y el paramilitarismo en la institucionalidad colombiana, particularmente en sectores estratégicos de la administración del poder como son las Fuerzas Armadas, el Parlamento y el Poder Ejecutivo. Las investigaciones derivadas de las tímidas declaraciones dadas en el marco de la desmovilización paramilitar, en lo que se conoce como “Para-política”, han develado oscuros planes que involucran a políticos, narcotraficantes, empresarios nacionales y extranjeros y funcionarios del estado en corruptelas donde el único principio y objetivo fue acumular riqueza.
La crudeza de las consecuencias las ha vivido el pueblo colombiano. Según datos de la Fiscalía son más de 50.000 los procesos abiertos por masacres, desaparición forzada y en general crímenes derivados de la violencia. En el caso de las ejecuciones extrajudiciales o falsos positivos, ocasionadas en el desarrollo de la política de seguridad democrática del gobierno Uribe, se han abierto mas de 2600 procesos contra militares y policías, de los cuales si acaso se superan los 10 condenados, siendo mas de 3000 las victimas.
Es vergonzosa la masacre de Trujillo ocurrida entre 1987 y 1994, donde soldados, paramilitares y narcotraficantes de la zona ejercieron un exterminio sistemático de los lideres y organizaciones campesinas de la zona. El gobierno nacional no solo absolvió a los implicados en el tenebroso hecho, sino que se ha negado a reparar a las victimas omitiendo la disposición de la CIDH instancia donde se debió llevar el caso en la búsqueda de justicia.
El compromiso del sacerdote con la defensa de los derechos humanos, le ha valido tanto la presión de parte del clero, como numerosas amenazas de muerte de grupos ilegales.
Giraldo resalto que pese a que parte de los jerarcas de la iglesia han guardado silencio frente a las victimas de la violencia en el país, y que incluso en el curso de los ocho años de gobierno Uribe se mostraron afectos a su política de guerra, al interior de la iglesia existen muchos clérigos y laicos comprometidos con la vida, la paz y la justicia.
Por último, el sacerdote manifestó como el esfuerzo de la lucha por los derechos humanos les llevo en 1988 a crear la comisión de justica y paz, la cual ha permitido generar practicas de acompañamiento psicológico y jurídico a las victimas, permitiendo la denuncia de los crímenes, generación de un banco de datos de derechos humanos, e implementando practicas de formación en derechos humanos. Este ejercicio, según el clérigo, es indispensable para develar las redes delictivas y brindar material probatorio que le permita a la justicia actuar, siendo este un primer paso de la justicia en un proyecto de construcción de paz.