{image}http://eldia.com.co/images/stories/170413/001.jpg{/image}La Universidad Nacional el claustro universitario más importante del país atraviesa actualmente una de las crisis económicas y administrativas más preocupantes de las últimas décadas, para nadie es un secreto que el gobierno nacional cada vez invierte menos en educación y más en la guerra.
Este año la copa se rebozo, luego de que se demostrara que el rector Ignacio Mantilla desvió fondos para remodelar su oficina que según la factura el monto llega a los 240 millones de pesos, a pesar de que ese dinero se pudo haber invertido en poner en funcionamiento la Cátedra Amazonas en la sede de Leticia, la cual no inició actividades académicas por falta de presupuesto.
La Universidad Nacional necesita un salvavidas, en la sede Bogotá por ejemplo varias facultades han tenido que dictar clases en el coliseo o en improvisados salones de clase en otras facultades, tal es el caso de Arquitectura y de enfermería, edificios los cuales prohibieron el ingreso porque se están cayendo literalmente. A esto se le suma la crisis de dirección de la universidad pues a pesar de lo que ha venido sucediendo el rector no ha exigido al gobierno nacional que cumpla con su deber de mantener con vida el futuro educativo del país por el contrario les dá la razón y casi felicitandolos por sus acciones se ha puesto a mendigar los recursos de la universidad en el sector privado a través de donaciones en las cuales las empresas privadas determinan para qué debe ser utilizado el dinero con lo cual se viola una de las características fundamentales de la universidad, su autonomía, es decir si el empresario decide que se debe invertir en investigaciones sobre mercadeo antes que sobre el desarrollo de investigaciones sobre la cura de enfermedades por ejemplo.
La ingobernabilidad se siente en la universidad esta vez tristemente no por parte de los estudiantes quienes parece que se les acabo las ganas de pelear luego de haber derrotado la reforma a la ley 30, sumado a esto parece ser que la tan nombrada MANE tiene serios problemas de burocracia y falta de legitimidad lo que impide que los estudiantes se unan para exigir la renuncia del rector y los recursos que faltan para poner a funcionar al derecho la UNAL. Los que sí han logrado armar un clima de ingobernabilidad son los trabajadores quienes exigieron este semestre un justo aumento de su salario ya que son cerca de 16 años desde que nos se les hacia una nivelación. Esto condujo a que en las sedes de Bogotá y Palmira se detuvieran las actividades por cerca de un mes hasta que se logró un acuerdo que aun no deja muy contentos a los dos sindicatos de trabajadores de la Nacional.
Fueron cinco puntos que los trabajadores organizados en el comité Pro Mejora Laboral lograron pactar con la administración de la universidad para levantar la asamblea permanente en la universidad, uno de ellos era una bonificación que recibirían los trabajadores del nivel técnico, asistencial y profesional, donde no se contaba con la participación de los directivos, los ejecutivos y asesores pues ellos se aumentan el sueldo cada vez que quieren. Sin embargo el pasado 3 de abril el vicerrector Jorge Iván Bula decidió con otro grupo de trabajadores aumentar la bonificación de los trabajadores en 150 mil pesos y además incluir a los directivos de la universidad en esta bonificación, modificando los acuerdos alcanzados durante la asamblea permanente. “Esto es la forma de entregar los dineros a la universidad a los asesores y directivos que actualmente tienen salarios bastante altos y están catalogados como las personas mejores pagas de la universidad. Este incumplimiento ha causado que los trabajadores estén de nuevo proyectando el inicio de un cese de actividades desde el próximo 23 de abril” explicó Juan Carlos Arango presidente de Sintraunal. A esto se le suma que el consejo superior universitario en su sesión del 9 de abril no derogó la resolución que le entregó al rector las capacidades de despedir y de reformar la planta administrativa a su antojo. Como si fuera poco los trabajadores denuncian que en la sede Medellín los administrativos están obligando a los trabajadores a trabajar horas extras para reponer el tiempo que duró la asamblea permanente.
Por otro lado Sintraunicol la otra organización de los trabajadores que hace presencia en la universidad, se ha reunido con los directivos para intentar alcanzar un acuerdo. Esto logró que se les diera a los trabajadores una bonificación por 1.300.000 pesos, 150.000 más que la negociación con el Comité Pro Mejora Salarial, aun la mesa de negociación se mantiene y se está proyectando a largo plazo modificaciones a la forma de vinculación de los trabajadores. Esto ha generado que los líderes del Comité Pro Mejora Salarial sientan que están violando los acuerdos que firmaron con los directivos de la universidad, “para nosotros no es entendible porque una organización sindical se molesta porque a los trabajadores les dan más dinero del acordado” explicó Elizabeth Montoya Ceballos, presidenta Nacional de Sintraunicol.