{image}http://www.eldia.co/images/stories/170212/007.jpg{/image}Mantener una baja inflación ha sido el propósito de todos los Gobiernos colombianos en las últimas dos décadas, entre cifras y términos financieros nunca le han explicado al pueblo, ¿Por qué? La respuesta es sencilla y cínica, porque el modelo exige que haya más consumo pero empleo mal remunerado.
La Unión Nacional de Empleados Bancarios (Uneb) ofrece una explicación pormenorizada de esta ecuación financiera donde los únicos perdedores son los colombianos. Inicialmente, es necesario tener en cuenta tres elementos. El primero es que cuando en 1990 el Gobierno colombiano y los empresarios deciden que van a implementar el modelo neoliberal, copiado de las potencias mundiales del momento, deciden también colocar el consumo, y todas las variables que a su alrededor se mueven, por encima de los derechos de las personas.
Segundo, cuando se le quitan las funciones a la Junta Monetaria y se las dan al Banco de la Republica es con el objetivo misional de controlar el índice de precios y el índice de inflación, para ello, dotan al Banco de una cantidad de instrumentos. En consecuencia, no es que ahora el Ministerio de Hacienda esté empecinado en aplicar el modelo económico, sino que todas las autoridades monetarias en Colombia sólo tienen como objetivo la inflación para garantizar el consumo.
Tercero, debido a las dos situaciones anteriores, hoy por hoy Colombia no es un país productor sino de tránsito comercial. Las multinacionales y las trasnacionales vienen implementando la producción a muy bajo costo en países diferentes a Colombia, por ello, la base productiva nacional ha venido disminuyendo sistemáticamente. A pesar de que el Gobierno se las arregle e invente para demostrar que aquí hay empleo.
Entonces, Colombia, al ser un país comercial, todos los organismos económicos deben apostarle a la inflación baja porque se supone que si se controlan los precios, se disminuyen o se mantienen estables, el consumo aumenta.
Esta política lleva intrínseco un error. Al no ubicar por encima los ingresos de la población, está generando un círculo vicioso en el que siempre el ingreso va disminuir en términos reales y, obviamente, el consumo también por más que los precios desciendan.