{image}https://lh3.googleusercontent.com/-kPuBpw0rRCs/UfBGJcnd1XI/AAAAAAAABu4/OLzS1NiJerE/s720/WP_20130723_005.jpg?gl=CO{/image}La ratificación de la mayoría de los miembros que veníamos ejerciendo en el comité anterior. Igual ocurrió en las subdirectivas departamentales. Quiere decir eso que hay estabilidad y confianza en los cuadros de dirección. Ya el tema de la elección de los cargos es un asunto de orden menor. Lo que se asignan son responsabilidades, el presidente es un gerente administrativo de la política que define la CUT en su congreso y en juntas nacionales. Tenemos como gran fortaleza Luis Alejandro Pedraza la pluralidad ideológica, no hay hegemonismos, hay un presidente para 4 años y no para 20 o 30, lo cual es muy positivo. Por tanto quienes asumimos la presidencia lo tomamos como una tarea de mucha responsabilidad sí, pero más de coordinación de un equipo que es el Comité Ejecutivo.
Sobre qué acuerdos políticos y programáticos se definió la presidencia suya, y en general la gobernabilidad en la CUT en este nuevo período.
El propósito fundamental de este nuevo comité ejecutivo es mantener la línea trazada por el 5º Congreso, y trabajar intensamente en la preparación del 6º Congreso, que tendrá que adecuar las políticas de la CUT a las realidades y circunstancias del país en la actualidad y en los próximos años, sobre todo en lo concerniente al posconflicto si hay un acuerdo de desmovilización con las FARC.
¿Está decidido que el 6ª Congreso será en diciembre?
No. El congreso hay que prepararlo y fijar una estrategia a lo largo de este segundo semestre. El proceso aún es incipiente como para determinar una fecha.
¿Qué piensa el nuevo ejecutivo de la CUT frente al proceso de negociación con las FARC?
Desde el momento en que se hizo oficial el diálogo con las FARC en La Habana, la CUT manifestó que ve con sumo interés y complacencia el hecho de que se inicie un esfuerzo para erradicar uno de los factores más graves de violencia que ha tenido el país. No creo que haya alguna organización social que no esté de acuerdo con ese propósito, porque cualquier actor de violencia que desaparezca del panorama es importante para la tranquilidad del país, y en perspectiva de destinar los recursos de la guerra a la inversión social. Estamos moderadamente optimistas, pero consideramos que es necesario que se haga ese esfuerzo y le deseamos éxito.
¿Y frente al gobierno del presidente Santos, cómo va la relación?
Con el gobierno Santos podríamos decir que no hay ninguna relación. Nosotros, tanto la CUT individualmente como en conjunto con las otras centrales sindicales, le presentamos al gobierno una agenda y le insistimos para que la respondiera. Nos ofreció una reunión y la cumplió, pero después no obtuvimos más respuestas, no ha pasado nada. Es el mismo tratamiento que le está dando a las organizaciones sociales que hoy exigen protagonizando paros y manifestaciones. Porque este gobierno no tiene una agenda social, tiene una política de amabilidad para atender reuniones pero sin soluciones de nada. Y hay situaciones muy complicadas. Fecode, por ejemplo, hizo unos acuerdos con Gobierno a través del el Ministerio de Educación, pero que no se están cumpliendo. Hoy precisamente está reunida la junta nacional de Fecode para definir una estrategia de movilización y presión para que le cumplan los acuerdos. En el tema de salud, desde el Ministerio de Salud se ha planteado una serie de asuntos que supuestamente apuntan a paliar la crisis del sector, pero en la práctica no hay nada. Este gobierno no tiene una dinámica de trabajo que apunte a solucionar los problemas.
A propósito de paros y protestas, ¿cómo ve la CUT la ola de movilizaciones de distintos sectores que hoy sacuden el país?
En reciente reunión del Comité Ejecutivo aprobamos un pronunciamiento respecto a ese asunto, en el que decimos que la CUT respalda de forma incondicional todas las acciones de movilización que se están desarrollando y a futuro se van a desarrollar para reclamar al gobierno atención a las necesidades que cada comunidad está sufriendo. Estamos pendientes de la reunión del 6 de agosto con organización sociales para desde ahí contribuir a dinamizar procesos de movilización y protesta, por cuando consideramos que es un derecho constitucional y que el gobierno, mediante el sofisma de la sindicación de terrorismo e infiltración de la insurgencia, no nos va a acorralar ni a hacer desistir de la lucha social. Eso no va a pasar. La CUT está comprometida en apoyar a las otras organizaciones, como también reclamamos apoyo para las movilizaciones nuestras.
Y frente a las otras centrales sindicales, ¿en qué perspectiva actuará la nueva dirección de la CUT?
Tenemos unas relaciones muy positivas de cooperación y muto apoyo con la CGT, y la CTC y las dos confederaciones de pensionados. Por lo mismo vamos a mantener esa dinámica. Es un deber y una política de largo aliento mantener nuestra presencia en el Comando Nacional Unitario. Precisamente mañana tenemos una primera reunión, en la cual evaluaremos la situación nacional y vamos a ver qué podemos hacer desde las centrales sindicales en la coyuntura que vive el país.
¿Y en el plano internacional?
Seguir apoyando con fuerza la política de la CSA y la CSI, que son nuestras casas mayores, con las que coordinaremos los asuntos que tienen que ver con el campo internacional.
Están en la pista del carreteo del Congreso proyectos legislativos en temas importantes para los trabajadores como la salud y las pensiones. ¿Ahí cómo va a estar la CUT?
En la Comisión Nacional de Concertación participamos en el análisis del proyecto de reforma pensional y siempre nuestra línea estuvo orientada a decir que esa reforma es inconveniente para el país, que son unas gotas homeopática en un mar de necesidades, que lo que se requiere es una reforma integral, en el sentido de que la responsabilidad del Estado sea mayor y que la poca que tiene ahora no se la entregue al capital privado. El ministro la presentó al Congreso sin ser acordada en la Comisión. Hasta Asofondos estuvo en contra. La reforma a la salud tampoco pasó por la Comisión, fue directamente al Congreso. Estamos apoyando un proyecto alternativo sustentado por el senador Avallaneda y el Polo, ahí nos la estamos jugando, aunque sin muchas esperanza porque el Congreso está maniatado por el Gobierno.
Las elecciones en la CUT son universales y por voto directo. Son las más democráticas pero también dispendiosas, riesgosas, y exigen buena logística. ¿Cómo evalúa el proceso electoral de este año, que enseñanzas deja y qué hay que corregir?
Lo primero es decir que la participación directa de los trabajadores es la mejor expresión de la democracia en el mundo sindical. El proceso electoral de la CUT es el único de esa clase en América Latina y el mundo, estamos dando ejemplo de participación abierta y directa de los trabajadores en sus cuadros de dirección. Esa es una fortaleza que hay que defender. Estas últimas elecciones demostraron que no obstante tener carencias tecnológicas y logísticas, los trabajadores se comportaron con disciplina y eligieron. Pero somos conscientes de que tenemos falencias en el proceso que no nos permiten unas votaciones más eficaces y con una dinámica transparente, que se elimine cualquier posibilidad de manipulación o mal uso de la elección. Vamos trabajar en ese sentido, lo importante es que el proceso es democrático y hay que protegerlo.
Todo proceso electoral deja heridas y magulladuras. ¿Cómo quedaron éstas en la CUT?
Mire, la dirigencia que está en el ejecutivo, tanto mujeres como hombres, es muy madura política y sindicalmente. Cada corriente de pensamiento hace los esfuerzos y se busca los espacios para ganar, y finalmente hay que llegar a una solución
. Eso entre nosotros no genera dificultes, no se afecta la amistad y el afecto que nos tenemos. Mantenemos las diferencias de criterios en la visión de los lo sindical y de la política, pero seguimos siendo colegas en el Ejecutivo. Y eso es lo bonito que tiene la CUT.