La masacre laboral ocurrió el miércoles de la semana pasada. “Una violación de los derechos de asociación y libertad sindical”, así lo describió Edwin Castañeda, presidente de la USO Cartagena. En respuesta, los trabajadores realizaron una toma pacífica a las instalaciones, hicieron un llamado urgente al Ministerio de Trabajo, que hasta ahora ha desoído sus peticiones, y solicitaron una intervención ante la OIT para exponer esta delicada situación.
La relación de CBI con los trabajadores de la refinería sobrepasa el abuso y la discriminación. La protesta inició porque los empleados extranjeros ganan mucho más que los colombianos, y además los supervisores foráneos humillan a los nacionales. CBI se ha negado a concertar y su actitud es de desprecio. Reficar, empresa responsable del proyecto, y Ecopetrol guardan silencio ante tantos vejámenes.