La Minga por la paz, que firma la Declaración de Caloto y Villa Rica, nació en las asambleas comunitarias de los resguardos indígenas de Caloto junto a comunidades indígenas, campesinas, afrodescendientes y populares de la región. A la iniciativa se unieron una serie de organizaciones sociales nacionales y departamentales; el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), la Ruta Pacífica de Mujeres, el Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA), y el Congreso de los Pueblos, entre ellas. Luego, se sumaron el gobernador y los alcaldes de los municipios del norte del Cauca.
“La guerra está destruyendo al país y el espíritu de estos pueblos, que ha agotado hace tiempo sus posibilidades de transformación a favor de cualquiera de los sectores de la sociedad, que no deja consolidar la organización popular”, dice la Declaración. Se refiere a que la política de consolidación territorial del gobierno nacional no se ha traducido en más seguridad ni en mayor bienestar humano, sino en la agudización de la violencia política. Los enfrentamientos entre la guerrilla y la fuerza pública han ido creciendo, dejando a la población “entre la espada y la pared”, aislada en un clima de zozobra permanente. Por un lado, están los ametrallamientos y bombardeos de las fuerzas oficiales; y, por el otro, los ataques a bases y estaciones del ejército y la policía hechos por la guerrilla.
“No queremos una ‘paz neoliberal’, ni una paz para facilitar el camino a la minería, las transnacionales y la locomotora minera. Ni una paz sin cambios en el sistema político, sin modificar nada de la estructura socioeconómica más desigual de todo el continente. Queremos una paz democrática”, expone la Declaración. Por ello, propone presentar una demanda de inconstitucionalidad contra el Artículo 3 de la Ley 1421 de 2010,el cual restringe exclusivamente al Presidente de la República para establecer diálogos de paz con actores, y, entonces, constituir una normativa que les permita a las autoridades locales y regionales acordar compromisos de orden humanitario.
Así mismo, impulsará una Consulta por la Paz para que sea el pueblo colombiano quien decida los caminos para terminar con el conflicto armado. Realizará Consejos Municipales y Departamentales de Paz, para extender y compartir su propuesta con la participación de la sociedad civil; y la realizará un Congreso Nacional de Paz para que todo el país conozca su consigna:“Paren ya la guerra: la guerra no es el camino”.