Estos avances se concentran en el tema de la reparación a las víctimas de la erradicación de los cultivos de coca, un programa gradual de sustitución de cultivos para el Catatumbo y la construcción de un piloto de paz para la región.
La semana anterior hubo una crisis. Cesar Jerez, voceros de los campesinos en el Catatumbo explicó que el Presidente Santos había dado la orden de aplazar el cronograma de erradicación de coca en la región, orden que no fue cumplida en más de una semana. Ya los campesinos habían comenzado a organizarse en asentamientos y manifestaron que sí iban a sumarse al paro agrario nacional. El gobierno reaccionó a tiempo, porque hubo un desacato por parte de la fuerza de tarea conjunta Vulcano del Ejército y, finalmente, los militares tuvieron que acatar su retirada del Catatumbo. Trasladaron a los erradicadores a Sardinata, al límite norte con Venezuela.
Las comunidades campesinas se mantienen a la expectativa de la solución de los acuerdos. Su interés no es solo la sustitución gradual de los cultivos, sino inversión social y que haya una presencia efectiva del Estado a través del financiamiento de los proyectos de desarrollo de la reserva campesina.
De hecho, hay una intención más ambiciosa. Es la construcción del proyecto ‘Catatumbo tierra de paz’, una intervención del Estado con participación del campesinado a través de Ascamcat, pero con la participación de las autoridades locales y la Iglesia que lleve las soluciones que el Catatumbo necesita con urgencia.