Este lunes se celebra el Día Internacional del Trabajo y, como siempre, en Colombia se espera que diferentes agremiaciones laborales salgan a las calles para protestar por los derechos de los trabajadores del país. Sin embargo, la conmemoración de este primero de mayo tendrá un toque especial, pues por primera vez en más de 50 años se realiza sin la guerra con las Farc. Un momento histórico, debido a que el sindicalismo ha sido una de las tantas víctimas del conflicto armado.
En 2017 también se cumplen los 30 años desde que nació la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), una de las organizaciones sindicales más importante del país. Su presidente, Luis Alejandro Pedraza, habló con El Espectador sobre cómo su organización ha enfrentado la guerra en el país y sobre los retos laborales actuales.
¿Cómo la CUT ha afrontado la guerra en Colombia?
La CUT celebra este año 30 de existencia y desde que fue fundada, mediante un proceso unitario y de convergencia pluralista desde el punto de vista laboral, fue blanco de un genocidio que en la actualidad suma más de 1.147 sindicalistas asesinados. Y eso tan solo en esta central. Situación que está registrada en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la Fiscalía y en la Procuraduría. Además, hoy podemos afirmar que estos crímenes están en el 99 % de los casos en la absoluta impunidad. No hay investigaciones en curso, ni asesinos identificados, tampoco sanciones. Tan solo este año nos han asesinado 19 sindicalistas. Por esto es que en este primero de mayo no tenemos nada que celebrar, por el contrario, marchamos por esas víctimas y por el cambio del modelo económico que tiene a Colombia con tanta desigualdad.
¿Por qué la CUT fue blanco de tantos ataques?
Porque somos una organización pluralista que no practica el agnosticismo político, en el sentido de que los dirigentes y los trabajadores militan de la forma que la Constitución lo permite. En la CUT hay empleados de todos los partidos políticos. Por este hecho fuimos blanco de la delincuencia armada, especialmente nuestros miembros con formación y pensamiento de izquierda. Un genocidio que se dio en un país fuertemente influenciado por la extrema derecha.
¿Cuáles fueron las batallas que más han cobrado sangre de la CUT?
La principal fue la de su nacimiento. Porque siempre hubo fuerzas que querían impedir la formación de una central con vocación unitaria, con una posición clara en contra de una política neoliberal y de un capitalismo salvaje que promueve la desigualdad. En Colombia, la concentración de la riqueza es muy alta, el 3 % de los ciudadanos tiene la riqueza que le correspondería al 70 % de la población.
Pero, ¿en qué afecta la desigualdad al sindicalismo?
Este modelo capitalista colombiano bajó el porcentaje de trabajadores sindicalizados de 16 %, en 1986, a 3,7 % en la actualidad. Los convenios internacionales con la OIT han resultado siendo prácticamente tratados de pape, en la práctica no nos cumple ni el Gobierno ni el sector privado: el 60 % de los empleados estatales son contratistas, y el 54 % de los trabajadores en el sector privado tienen contratos de temporalidad.
¿Qué líder asesinado es el que más recuerda?
Tenemos un caso que en este momento tiene mucho valor: hace unos días, el fiscal general de la Nación dio unas cifras escalofriantes sobre Reficar, alertó sobrecostos de más de $600.000 millones. Sin embargo, nuestro compañero Aury Sara, militante de la Unión Sindical Obrera del Petróleo (USO), denunció desde un principio ese desfalco y lo que pasaría si el Gobierno no intervenía. Lamentablemente lo asesinaron hace más de seis años, creemos nosotros por haber hecho esas denuncias, y su crimen sigue en impunidad. También nos mataron al vicepresidente de la CUT, Jorge Ortega. Asimismo, está el Magisterio colombianos: de los más de 3.000 asesinatos, cerca de 1.000 corresponden a la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode).
¿En este primer año de la paz con las Farc van a hacer alguna petición especial?
La marcha de este primero de mayo se hará por la democracia y contra la política económica del presidente Juan Manuel Santos, pero también por la paz. Desde que nació la CUT, nosotros exigíamos un acuerdo dialogado con las insurgencias y siempre hemos mantenido esa consigna. Por esto es que en el Día del Trabajo también pediremos protección especial al Acuerdo de Paz con las Farc, debido a los riesgos que hay por las fuerzas de la extrema derecha. Además, lucharemos para que a los guerrilleros se les respeten sus derechos cuando se reincorporen a la sociedad.
¿Cuáles son los reclamos puntuales que harán en este primero de mayo?
Pedimos que, dentro del marco de una ley estatutaria se aborde una reforma laboral que le dé al Gobierno herramientas suficientes para que trascienda los problemas informalidad y de temporalidad en los empleos del país, al igual que haga algo respecto a los bajos salarios, que resultan en una mayor desigualdad en Colombia. Además, necesitamos una actualización urgente del Código Sustantivo del Trabajo de los años 36, que en este momento no tiene nada que ver.
Entonces, ¿no hay nada que celebrar en este Día del Trabajo?
No hay nada que celebrar, porque por un lado el modelo económico colombiano ha demostrado claramente que su filosofía es la concentración de la riqueza, sujeta a políticas de subsidios y asistencialismo. Además, no se puede celebrar la respuesta militar por parte del Gobierno a las jornadas de movilización, como por ejemplo en el paro agrario de 2013 y el paro camionero de 2016, que terminaron en el arresto de varios militantes.
Tomado de: http://www.elespectador.com/economia/no-hay-nada-que-celebrar-en-el-dia-del-trabajo-cut-articulo-691759