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Salario minimo sofisma de distraccion

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Editorial Informativo CUT, Luis Alejandro Pedraza B.
Diciembre 1 de 2014

En la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, se vuelve a asumir en el mes de Diciembre, un nuevo debate para una eventual negociación del salario mínimo a regir a partir del 1 de Enero de 2015.

El panorama para ese ejercicio de carácter tripartito –Gobierno, empleadores y trabajadores–, se muestra con grandes nubarrones de pesimismo, pues si bien, el comportamiento del crecimiento económico del país durante el 2014 según el gobierno fue muy positivo dentro del contexto de la región latinoamericana, incluso del mundo, Colombia continúa en el vergonzoso tercer lugar de mayor inequidad social, luego de Haití y Honduras. La razón de lo anteriormente dicho, obedece al modelo económico definido para Colombia por el presidente Santos, pero claramente orientado e influido por el Fondo Monetario Internacional, la banca usurera mundial y últimamente los lineamientos exigidos por la OCDE para hacernos el “honor” de pertenecer al club de los ricos del mundo.

Ser Colombia el tercer país de mayor crecimiento económico, después de México y Brasil, pero a la vez el tercer de mayor inequidad social, es encontrarse dentro del marco del comportamiento del capitalismo internacional, concentrado a nivel mundial según las Naciones Unidas en un 3.9% de ricos el mundo y en Colombia en un 4.2% de capitalistas criollos. Dentro de este contexto y frente a semejante modelo económico sin rostro social, qué tipo de salario mínimo puede ser útil para alcanzar los elevados costos de la canasta familiar? que además de los alimentos incluye educación, salud, vivienda, servicios públicos y regímenes pensionales?, es claro que en obediencia consecuente con el modelo el Gobierno de Santos a través de sus instituciones como el Banco de la República, el DANE y Planeación Nacional, siempre han hecho saber que el salario mínimo debe estar estrictamente ligado a la inflación causada para mantener la línea descendente de la misma inflación a un máximo imposible, en otras palabras, mas crecimiento económico, mayor profundización de pobreza e inequidad social.

A los nubarrones negros se suma el pesimismo de toda la clase media y con mayor razón, de miseria absoluta, sumado insólitamente en esta oportunidad al pesimismo de destacados analistas económicos, columnistas de prensa y revistas especializadas en economía, e igualmente los gremios industriales y económicos frente a la reforma tributaria que a pupitrazo limpio el Gobierno de Santos, con sus mayorías aprueba sin ambages. Escuchó y tomó apuntes el Presidente Santos en la reunión con el Consejo Gremial, pero como siempre aplica la democracia participativa, según la cual, todo mundo tiene derecho a opinar, pero es el Gobierno el que decide la reforma tributaria, para aplicar mayores tributos a los ricos, no es más que un engaño que va a afectar desde los mismos ricos, hasta las clases más pobres, porque la política alcabalera del Estado que ha sido tradición a falta de creatividad, para el desarrollo productivo e industrial estimulado por el mismo Gobierno, ahora pretende cubrir un hueco fiscal de 12.5 billones, razón por la cual engañaron en la campaña electoral a don Raimundo y todo el mundo con promesas y acuerdos que como en el caso del sector trabajador y pensionados con la firma del salario mínimo del 2013 que no firmó la CUT, pues no estuvo de acuerdo con esa propina, el Gobierno se comprometió a restablecer las horas extras, dominicales y festivos y a eliminar el 8% de tributación a la salud de los pensionados como ya ocurrió con los empleadores respecto a cuyos compromisos el ministro Luis Eduardo Garzón informó sobre la imposibilidad de cumplirlos, precisamente por ausencia de recursos. El Ministro de Hacienda que mutó de su papel de analista económico reclamando crecimiento para equilibrio en la distribución de ingresos nacionales, hacia una concepción rancia y guarda silencio respecto a la anterior reforma tributaria y sus precarios resultados del primer período de Santos y también de él como Ministro.

El avasallamiento de los Tratados de Libre Comercio que ha invadido el comercio colombiano de alimentos importados y afectado gravemente la pequeña y mediana industria, según analistas económicos prestantes, va a ser más grave en los próximos años por el constreñimiento que los impuestos le hacen a la actividad económica que ocasionan el fenómeno, es más barato importar que producir. Por esta razón se podría congelar severamente la capacidad productiva del país y con los nuevos impuestos a los ricos, según el Gobierno en demagogia populista, pretende ocultar que cualquier empresario por pequeño que sea, los nuevos costos los carga a la política de operación que incluye la mano de obra y por ello sobrevendrá ajuste industrial y financiero, como siempre expresado en planes de retiro voluntario, mayor tercerización, menos sindicatos y menos convenciones colectivas. Esta realidad que ya se ha vivido es por lo que la FAO y la OIT señalan que en Colombia un 37% de los trabajadores activos está por debajo del Salario Mínimo sin contratos o tercerizados.

Podría continuar abundando en ejemplos y experiencias vividas, para concluir finalmente que en verdad lo que se requiere de fondo es una reforma estructural al modelo económico que lo democratice, pues de nada sirve el sainete para definir un salario cuyos parámetros para el año 2015, ya están establecidos y ligados a su propia decadencia. Se requiere entonces no un salario mínimo, sino un salario digno puesto en condición de lograr el poder adquisitivo que le permita adquirir la canasta familiar, como única herramienta para contribuir en verdad a la disminución de la inequidad social en Colombia.

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