En las llamadas les dicen que tienen ubicada a la familia y que, supuestamente, tienen información para ella, relató Corzo sobre las amenazas que ha recibido su esposa. Es un constante acoso en nuestra residencia en Bucaramanga. El 8 de mayo dos hombres, uno con casco cerrado, abordaron a su esposa y la intimidaron, le dijeron que “tranquila, por ahora no le vamos hacer nada, queremos hacerle es al t&%&(/%$ de su marido, que si sigue jodiendo o vamos a levantar a plomo”, incluso, quisieron chantajearla con dos millones de pesos.
Eso no es todo, ayer martes una joven de unos 18 años llegó hasta el trabajo de ella, la esposa de Corzo consiste en atender personal, allí la mujer le afirmó que “nos tiene vigilados, que ella cumple un papel de mensajería, y que nos cuidemos”. Luego la joven se dio a la fuga.
“Se han intensificado las amenazas hacia mí y hacia mi familia después del proceso de Campo Rubiales, es decir, entre diciembre y marzo. Soy objeto de seguimiento por hombres armados en Barrancabermeja; me envían mensajes de texto al celular, en marzo recibí el primero diciendo que cuide a mi familia, que la tienen ubicada”, expresa Corzo con preocupación. El viernes de la semana pasada, su esposa recibió una llamada a la oficina con esas mismas palabras.
Él envía un mensaje “a Ecopetrol y al gobierno les pido nuevamente protección para mí y para mi familia porque estamos en alto riesgo en este momento. La actividad que nosotros hacemos como dirigentes nos coloca en un plano desventajoso; el poder económico, político y paramilitar lo tienen los dueños de las empresas y el trabajo que hacemos incomoda mucho”.