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Hacia mayores inecuaciones tributarias

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Aurelio Suárez, Informativo CUT 107. Noviembre – Diciembre 2016

Inecuación es sinónimo de desigualdad y en estricto sentido no debería existir en el actual orden tributario que se rige por los criterios constitucionales de progresividad y equidad. No obstante, ya hay varias de ellas en la estructura impositiva vigente y con la Reforma presentada por el gobierno de Santos se volverán aún mayores.

Impuestos directos e impuestos indirectos. Los primeros gravan la renta y la riqueza y los segundos se aplican sobre el consumo de bienes y servicios a los contribuyentes. En este último caso, al no consultarse el nivel socioeconómico de quien lo paga, es obvio que –como proporción de sus ingresos- afecta mucho más a las capas sociales de condiciones inferiores. En la actualidad, Colombia ya recauda más por la vía de estos tributos regresivos; en efecto, el recaudo total en 2015 fue de $123 billones distribuidos así: $61,2 billones por concepto de renta, riqueza y del llamado CREE y $62,5 billones venidos del IVA, del impuesto al consumo, del 4 x 1000, por aranceles y de los combustibles.

Con la Reforma Tributaria esa proporción se agrandará con mayor participación de los impuestos indirectos. Según la Exposición de Motivos del proyecto oficial se espera aumentar el recaudo entre 2017 y 2021 en $73,7 billones más cuyas fuentes serán $60 billones de los mismos impuestos indirectos ya mencionados más el de las “bebidas azucaradas” y el resto, $13,7 billones, vendrán del gravamen del 4 x 1000. Es decir, que dentro de cinco años el monto recaudado total será de cerca de $200 billones y de ellos $136,2 billones, el 68%, vendrán de impuestos indirectos. En conclusión si hoy su participación es del 50%, con la Reforma se acrecentará un 18%, resultando una configuración aún más reaccionaria, recargada sobre las clases populares y medias.

Impuesto de renta para asalariados y no para el capital. La Hacienda de Colombia captó por impuesto de renta y riqueza $61,2 billones en 2015. De ellos el 68%, $41,6 billones, lo pagaron las tres mil más poderosas compañías; el 18%, $11 billones, lo pusieron cerca de 340 mil medianas y pequeñas empresas y el 14% restante, $8,6 billones, lo aportaron 2,2 millones de personas naturales. El gobierno de Santos no tendrá como origen de los nuevos fondos el impuesto de renta ya que les reducirá la tarifa a la cúpula empresarial financiera, minera y transnacional del 43% al 32% mientras a las PYME se las fijaría en el mismo 32% e incorporará a cerca de 500 mil asalariados más como contribuyentes efectivos y también aplicará lo que ha bautizado como “monotributo” a tenderos, peluqueros y pequeños negocios.

Así las cosas, las más poderosas firmas responderán en el corto plazo sólo por el 50% del total recaudado por renta; las Pyme seguirán en niveles del 19% y las personas naturales, que se acercarán a tres millones, colocarán 31%. Con esta inecuación reforzada se cumpliría el mandato de la OCDE de descargar las cargas de las grandes personas jurídicas en los lomos de las naturales que es uno de los objetivos primeros de esta Reforma calificada como “estructural”.

Más ingreso para el sector financiero y el Estado y menos para los trabajadores. Cada 100 pesos de ingreso nacional está ahora repartido así: 33 para los asalariados; 28 para las rentas de capital; 32 para las ganancias de empresas no financieras y 7 de impuestos indirectos. Con la Reforma, al bajar las tarifas a las más grandes y ponerlas iguales a las Pyme y acrecentar sin discreción los impuestos indirectos, que afectan a los asalariados en mayor grado, esa distribución cambiará regresivamente: al ser dirigida contra el salario trasladará valor del trabajo y de la producción tanto a la especulación como al Estado, y a este último especialmente por la vía de mayores impuestos indirectos.

En consecuencia, Colombia será todavía más inicua luego de esta Reforma. Un reciente informe sobre la riqueza global (Credit Suisse) registra que el 1% del país, 48 mil personas, tiene el 33% del patrimonio privado en Colombia y que el 63% de los colombianos, que posee menos de $30 millones, no alcanza a acumular ni el 15% de la riqueza nacional. Esto empeorará en grado superior.

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