{image}http://eldia.co/images/stories/140212/002.jpg{/image}Buenaventura atraviesa por la peor crisis de Derechos Humanos de los últimos años. Los índices de asesinatos han bajado pero las desapariciones forzadas conducen a pensar que los victimarios usan el desmembramiento de los cadáveres para ocultar el número de víctimas.
La población vive amedrentada. En el primer mes de este 2012, los índices de homicidios han descendido considerablemente en cuanto a cifras de años anteriores. En contraste, el índice de desapariciones forzadas se mantiene y tienden al incremento.
Los más afectados son los jóvenes entre los 14 y 25 años; sólo en la última semana han desaparecido 8 de ellos. Uno de los habitantes narró que los corrillos callejeros aseguran que fueron “picados”, es decir, que los cuerpos sin vida son destrozados para que no se encuentre a la víctima. La crisis se agrava porque los familiares no atreven a denunciar debido a que en muchos casos conocen a los victimarios y, aunque no los conozcan, saben que su poder no es confrontable.
Los habitantes están impedidos de movilizarse al interior de la ciudad. “Uno no va a los barrios donde no lo conocen, porque si va tiene el riesgo de que no regrese”, refiere un habitante de Buenaventura, relatando que los grupos al margen de la ley mantienen un control interno en los barrios, reforzado además por sus nexos con la fuerza pública. Este control les permite tomar decisiones y manejar el ritmo de vida de los sectores poblacionales a su antojo.