El mandatario dejó en claro que se mantendrá en su cargo, para el que fue elegido en las elecciones presidenciales que ganó por estrecho margen a mediados del año pasado.
Para sus adversarios, el Frente de Salvación Nacional, el Movimiento Juvenil 6 de Abril y la campaña de recogida de firmas Tamarod (rebelde, en árabe), «la suerte está echada» y este es el momento de conseguir el eclipse de la escena política del gobernante y de la Hermandad Musulmana (HM, islamistas).
Concentrados frente al Palacio presidencial de Ittihadiya, en el distrito de clase alta de Heliopolis, y en la famosa plaza Tahrir, en el centro de esta inmensa y superpoblada capital, los adversarios de Morsi mantienen la presión, alentados ahora por el ultimátum difundido horas atrás por el ministro de Defensa, general Abdel Fattah el Sisi.
El jefe de las Fuerzas Armadas escogió sus palabras para definir su equidistancia respecto a ambos contendientes, pero la advertencia es clara: solución o irrupción de los militares en la política por segunda vez en poco más de dos años.
Sin embargo, el júbilo con que lo recibieron los antigubernamentales y el rechazo expresado por la HM horas después define las líneas que regirán la conducta de ambos en las próximas horas.
Una declaración de la Presidencia fue más explícita aún y afirmó que se opone a cualesquiera proyectos que carezcan de la sanción ejecutiva, como es el caso de la declaración del general Al Sisi, que no fue sometida con antelación al visto bueno de Morsi.
Esperar más tiempo solo conduciría a más derramamiento de sangre, subraya el texto castrense, que también fija un plazo, mañana después del mediodía, para que los rivales encuentren un entendimiento, un lapso mínimo para salvar el abismo que los separa.
Reportes oficiales afirman que 16 personas han muerto en choques callejeros entre seguidores y adversarios de la HM y del presidente; el número de heridos se aproxima a los 700.
Ambos campos se muestran beligerantes: los islamistas con la exhortación a sus miembros a invadir las plazas del país para respaldar a Morsi, y los opositores en las calles exigiendo su dimisión.
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