{image}http://eldia.co/images/stories/logos/cut.jpg{/image}Sea lo primero manifestar que los procesos sociales no pueden tener propiedad alguna en sector u organización alguna, pues se trata justamente de coordinar entre la multiplicidad de organizaciones , personas o sectores que conserven una identidad política, un plan de acción frente a un escenario que debe articular a otras y otros, vale entonces recordar que debemos ser con otros, y no cerrar los espacios entre los idénticos.
Nuestro interés no se trata de desconocer a las organizaciones existentes y que hoy fungen como motivadoras del proceso regional de Minga Valle, antes por el contrario se trata de fortalecer dicho escenario permitiendo el refrescamiento con la llegada de nuevos actores con los cuales podríamos dimensionar con mayor vehemencia el espacio de confluencia que se pretende potenciar.
Es claro y entendible desde el punto de vista político, el celo que se tiene de aunar esfuerzos con otros sectores u organizaciones o personalidades, pues han de pensar que se les va a mover la butaca o curul, pero nada de ello nos asiste a quienes desde la óptica del CNTTS vimos la oportunidad para catapultar el escenario de Minga Valle en la región, pues jamás, nos apartamos de contar con una visión panorámica del departamento potenciando el trabajo organizativo en la capital y de la mano con los trabajos que en la provincia se están desarrollando bajo el mismo compromiso con el pueblo colombiano.
Insistimos que no tratamos de desconocer el trabajo que hasta la fecha se ha realizado, ni a las organizaciones ni personalidades que lo han nutrido y fortalecido, tampoco nos planteamos avasallar el espacio de Minga Valle, antes todo lo contrario, realizamos un ejercicio, incluso al interior del CNTTS al percatarnos de ciertas debilidades organizativas, e hicimos un barrido entre organizaciones afines o con identidad política en donde detectamos a más de un centenar de ellas, que no asisten al espacio de Minga Valle y que se articulan a procesos macro como el mismo congreso de manera independiente.
Razón por la cual, entre unas siete personas que hacen parte de igual número de organizaciones, nos propusimos convocarnos para inicialmente coordinar algunas circunstancias, conocer que estábamos haciendo en la localidad, ubicarnos en las comunas para apoyarnos mutuamente en trabajos afines, que hasta la fecha lo hacemos de manera dispersa o atomizada, analizar los mandatos y como región a cuál o cuántos de ellos le podemos apostar de manera concreta. Para luego de este diagnostico político organizativo fijarnos como meta una “Asamblea de Minga Valle” en donde pudiésemos desdoblar los mandatos con las diferentes bases sociales que cada expresión organizativa contempla, que dicho de otra forma, es meterle gente de carne y hueso al proceso, multiplicarlo por toda la región y ahí, con todo ese conglomerado humano, determinarnos una agenda por todo el departamento con compromisos y responsabilidades en términos políticos, organizativos, logísticos, económicos, sociales, y culturales para el desarrollo de estas jornadas, con calendario en mano, como se ha venido haciendo y con la estructura que a la presente tiene el espacio.
El ser con otros, pareciera que a muchos de nosotros nos incomoda, nos estorba o perturba, pero creemos que si no lo hacemos, tengamos plena conciencia que “solos no podemos”, es un imperativo consolidar un espacio amplio de debate, discusión pero igualmente de acciones concretas que nos permitan ir en el camino, ajustando procesos, metodologías y sobre todo ganar arraigo de poder popular entre las masas populares a donde tengamos la oportunidad de llegar con los planteamientos de la Minga de Resistencia Social y Comunitaria, del Congreso de los Pueblos, del CNTTS y de los otros futuros eventos nacionales que se avecinan.
Es imprescindible dejar los celos, miedos o temores de contar con la presencia de otras expresiones organizativas que lleguen a los espacios que nosotros orientamos, debemos mezclar ese bagaje del conocimiento materno, de la malacia indígena, de los ancestros, de los mayores, la sabiduría popular es que la debe gobernar todas y cada una de nuestras acciones hacia futuro, pensamos que es la única manera de sumarnos, si continuamos con la estigmatización y marginalidad organizativa y personal, entre nosotros mismos terminaremos por atomizar las acciones de resistencia de cada grupo o sector social en que trabajamos.
Démonos entre todos esa oportunidad que nos coloca la providencia, la unidad, compañeros no se impone, se construye con los demás, en el día a día, en la cotidianidad, en la brega, en el tropel, en la marcha, en minga, en comunidad, creo que es a eso, a lo que le debemos apostar. Y estén bien seguros que de hacerlo de esa manera, no con la conducción de esta colectividad pues estamos lejos de reclamar posiciones de dirección, solo nos mueve el impulso de trabajar para adelantar y enclavar socialmente los procesos revolucionarios que han de transformar las realidades adversas que hoy atraviesan no menos de 42 millones de colombianos, porque los cuatro restantes, corresponden a la oligarquía y sus aliados tácticos, quienes son los que han cabalgado sobre la desgracia de nuestro pueblo.
PROPONEMOS PARA SU CONSIDERACION.
Que se trabaje desde el espacio de coordinación -motivadores, no con ello demeritando el trabajo o mejor todo el esfuerzo que se ha desplegado hasta la presente, o al interior del CNTTS si el caso, pero en nuestro criterio, consideramos que como región, debemos priorizar algunos de los mandatos sobre los otros, o al menos darles un tinte mas sectorial, para no desatenderlos.
De los mandatos. Tierra, Minero Energético, Agua, Identidad, Saberes y Cultura, Economías Propias y Soberanía Alimentaria, Territorios y Procesos Urbanos, y por ultimo Guerra y Conflicto, podemos enfatizar el mandato de Territorios y Procesos Urbanos considerando que el mayor volumen de las organizaciones presentes en el proceso de Minga Valle son de carácter urbano, por tanto el no desarrollarlo, seria tanto como desconocernos política y socialmente como actores sociales al interior de las ciudades o municipios.
Además porque es bien compleja la situación de grupos poblacionales en la ciudad en términos de la responsabilidad estatal, en cuestión del marginamiento político y social: en el estirpamiento cultural, de identidad, soberanía pero sobre todo en seguridad alimentaria; así como de aniquilamiento con la implementación de la guerra sucia en comunas o barrios de estratos bajos, visibilizada a través de asesinatos selectivos, masacres juveniles, el hecho de armar a jóvenes para que entre ellos mismos se ”eliminen” favoreciendo la acción u orden mundial frente a las políticas de repoblamiento humano, redistribuciones de tierras con un énfasis en la reducción de pueblos que no se alinderen a sus expectativas, mas conocida como el “control social”.
Al interior de este mandato, nosotros como obreros hemos propuesto la construcción de un “Estatuto del Trabajo” que tenga verdadero estirpe obrero, y que el movimiento sindical sea el doliente del proyecto, no los politiqueros de oficio que comercializan y clientelizan sus actuaciones al interior del Congreso Nacional, justamente para no surgir de ese resorte legislativo tradicional que lo único que ha hecho es desentenderse sistemáticamente de una obligación constitucional y que por razones meramente impositivas del capital criollo y foráneo no ha querido blindar los derechos y garantías de los trabajadores en un país vía del desarrollo, que hoy por circunstancias externas, regresa a ser tercermundista en proveedor de materia prima, esquilmador de derechos laborales y prestacionales y del pueblo en general.
Este mandato obrero, beneficiará no solo a la mano de obra ocupada actualmente, sino que se extie
nde a los pensionados y jubilados, por tanto ha de convertirse en un deber de los trabajadores difundirlo y recopilar el mayor número de firmas posibles para que se imponga como un referendo constitucional o legal, pues a través suyo, se regularizan los derechos y garantías de los trabajadores activos y pasivos del país.
Otro factor importante en esta iniciativa estrictamente popular, es que a futuro le garantizamos a las nuevas generaciones obreras, un espectro de estabilidad en los empleos, puestos o trabajo, una remuneración acorde con el cargo desempeñado en igualdad de condiciones, un mínimo vital y móvil, una seguridad social integral, internamente quienes funjan como activistas o directivos sindicales gozarán del reconocimiento en concreto de su calidad de representante de los trabajadores y los otorgarán las garantías indispensables para ejercer su actividad sindical.
A las mujeres se les respetará su condición de madre cabeza de familia u hogar, en estado de gestación, permiso de para la lactancia y demás. A los menores se concretarán políticas de empleo decente y seguro en aras de contener esa monstruosa ola de trabajo en semáforos, cruces de avenidas, peajes y actividades riesgosas para los menores de edad, debe cumplirse con la exigibilidad del permiso paterno para desarrollar tales actividades.
Mandato de Tierras teniéndolo como factor determinante para la dignidad humana en términos de satisfacer una urgente y sentida necesidad de garantizar una vivienda digna para su núcleo familiar, extensiones de campo para bajo la misma óptica beneficiar al habitante rural. En este orden, como le vamos a apostar a realizar las investigaciones y valoraciones pertinentes para incidir en los POT’s o PBOT’s para que sea una obligación y responsabilidad directa del Estado, direccionar políticas publicas en el sentido de entregar a los nacionales una porción de tierra para la construcción de los planes individuales de vida de cada sujeto social en particular, como nos apropiamos de bienes muebles o inmuebles colectivos para el disfrute y uso de la comunidad.
Cómo podemos luchar por garantizar un banco de tierras aptas para la vivienda de interés prioritario y/o de interés social, que se alinderen en los terrenos ejidales de cada municipio, y que permitan suplir notoriamente el déficit habitacional que hoy padecen las grandes y medianas urbes dentro de la civilidad en la que nos han metido, estos terrenos deben contar con un equipamiento comunitario para el bienestar y la calidad de vida de sus habitantes, tales como puesto de salud, polideportivo, caseta comunal, capilla, zonas verdes, vías de acceso, servicios públicos y conectividad en general.
Colateralmente a este mandato, encontramos otros como el de agua y economías propias y seguridad alimentaria. Agua por cuanto debemos sensibilizarnos haciendo este ejercicio extensivo a las comunidades en donde desarrollamos algún tipo de trabajo, frente a su uso, que debe ser estrictamente para la garantizar la vida de los seres humanos, la pervivencia de los pueblos y no como factor mercantil como lo acuña el modelo degradante que hoy impera sobre la faz de la tierra, el neoliberal en su fase globalizadora de mercancías y servicios; si logramos entre todos sujetos individuales y colectivos, eliminar ese factor de lucro capitalista podemos garantizar efectivamente y determinante a las comunidades una prestación optima, adecuada y racionalizada del servicio de agua potable, del uso mesurado para el riego de cultivos que determinen una mejor calidad alimenticia de la población, no para aquellos, que por incidencias del modelo, se destinan para otros usos como el de los agrocombustibles.
Es un deber nuestro, sentar la discusión entre los congresistas del pueblo y en sus acumulados sociales, el ideario de varios pueblos de latinoamérica, que el agua debe elevarse a la categoría de un derecho constitucional y universal para el bienestar de la humanidad.
El mandato de Economías Propias y Soberanía Alimentaria, en primer lugar por cuanto la mejor forma de combatir eficazmente el modelo, es generándole procesos alternativos que desvirtúen la movilidad y utilización del factor moneda como objeto de valor para los productos y servicios, desmitificar a la banca usurera nacional y transnacional como la única opción para brindar y otorgar créditos de consumo, de libre inversión, de vivienda o de fomento a los colombianos.
Para ello proponemos con el apoyo de organizaciones hermanas a nivel nacional e internacional, que nos puedan proporcionar un capital semilla, la creación de un modelo cooperativo que tenga verdadero asidero en los pueblos, que se aparte abierta y contundentemente de los parámetros de favorecimiento a la banca especulativa, que nos permita hacer enlaces entre el campo y la ciudad para el consumo y venta de productos agrarios sin intermediación alguna, sin químicos o transgénicos, con sedes en el campo para la comercialización de insumos, herramientas, semillas, equipos y créditos para el campesinado colombiano a muy bajo costo.
Luego de potenciar el agro en la región y teniendo un verdadero diagnostico de productos en las zonas agrícolas del departamento, en términos de producción real, el autoabastecimiento, excedentes, cadenas de consumidores, etc., podemos desde éstas mismas estructuras de economía propia que vamos a liderar, generaremos un comercio alternativo a través del trueque entre los productores –zona rural, y consumidores que aporten ciertos bienes que redunden en el proyecto, diseño e implementación de mercados populares e incluso podríamos subsidiar mercados básicos a algunos sectores sociales marginados en las zonas urbanas.
La SOBERANÍA ALIMENTARIA ha de entenderse como aquel derecho del que tienen gozan los pueblos para determinar qué productos y semillas sembrar y cultivar en sus suelos; por su parte la SEGURIDAD ALIMENTARIA tiene que ver con los criterios de número y diversidad de cultivos en términos de extensión del terreno, la fertilidad, la adecuación, altitud o pisos térmicos, alimentos libres de transgénicos, control alternativo de plagas, de crecimiento y producción nada de químicos, las fases de la luna, en fin las garantías para un abastecimiento interno de las comunidades productoras -autoabastecimiento, pero con una comercialización para las zonas adyacentes que determinan naturalmente una mejor calidad de vida de todos los colombianos.
En ese orden de ideas, manifestamos que debemos hacer una jornada regional con despliegue nacional en contra de los plaguicidas, fungicidas y demás químicos expendidos por las multinacionales y que contraen problemas colaterales en la salud y bienestar de los colombianos, generando enfermedades renales, intestinales, aparición de caries y problemas dentales, de presión arterial y otras patologías dañinas.
En este punto, insistimos nuevamente en el mapeo o diagnostico de los productos tales como tubérculos, legumbres, frutas, hortalizas, productos de pan coger, animales de corral, cárnicos sobre los cuales podamos entre todos dimensionar la capacidad de producción, los canales de comercio alternativo, pero sobre todo la resistencia agroalimentaria con la que contamos los pueblos del Valle del Cauca y del sur occidente frente a las imposiciones alimentarias de la organización mundial del comercio -OMC, de la organización mundial de la salud -OMS, la misma FAO y la UNESCO en términos de imponernos productos ajenos a nuestra cultura y territorialidad.